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miércoles, 7 de febrero de 2024

Las zarzamoras silvestres

Seguramente en más de una ocasión has consumido algún tipo de fruto y probablemente sabes que estos son cultivados antes de llegar al mercado donde lo adquieres. Este tipo de fruto se conocen como comerciales, pero también existen los frutos silvestres que se recolectan de la naturaleza. En esta ocasión quiero platicarte sobre un estudio acerca de las zarzamoras silvestres donde evaluaron sus propiedades fisicoquímicas y su potencial alimenticio.

Planta del género Rubus, la zarzamora

Las zarzamoras pertenecen al género Rubus y la familia botánica Rosaceae. En el continente americano se desarrollan principalmente en zonas frías y templadas. Son espinosas y consideradas como especies con gran capacidad de adaptación; a menudo se consideran como una planta invasiva, promoviendo su eliminación y la pérdida de especies silvestres (Rubio et al., 2019). 

¿Alguna vez las has observado en el bosque? 

En México se reportan alrededor de 15 especies silvestres distribuidas a lo largo del territorio nacional. En el estado de Michoacán, se han encontrado diferentes especies de zarzamoras silvestres, principalmente en los municipios de la meseta purépecha, donde sus frutos son colectados para su venta en mercados regionales y también se utilizan en la gastronomía regional para la elaboración de tamales y bebidas (Rubio et al., 2019). 

Además de utilizar su fruto como alimento, sus hojas y tallos se han empleado dentro de la herbolaría tradicional para curar algunas afecciones como gripe, náuseas durante el embarazo y malestares menstruales (Hummer et al., 2010). Esto se debe a la presencia de metabolitos polifenólicos como los flavonoides y antocianinas que son conocidos por su actividad antidiabética, anticancerígena, antiinflamatoría y su destacada capacidad antioxidante (Cuevas et al., 2010; Azofeifa et al., 2013).

En el estudio "Propiedades fisicoquímicas de frutos silvestres de Rubus con potencial nutracéutico y alimenticio" de Rubio et al. (2019), se evaluaron la composición fisicoquímica y actividad antioxidante en frutos de tres especies silvestres del género Rubus y los compararon con la variedad de zarzamora comercial Tupy. Las especies silvestres se colectaron en los municipios de Uruapan y Nahuatzen en el estado de Michoacán, México.

Las especies colectadas fueron:

Rubus adenotrichus Schltdl.

A: fruto, B: tallo, C: fruto (tomada de Rubio et al., 2019, con permiso).
Rubus pringlei Rydb.

A: fruto, B: tallo, C: fruto (tomada de Rubio et al., 2019).
Rubus glaucus Benth.

A: fruto, B: tallo, C: fruto (tomada de Rubio et al., 2019).

Variedad comercial Tupy

A: fruto, B: tallo (tomada de Rubio et al., 2019); C: fruto (Tomada de Fundación Produce Sinaloa A.C.)

En sus resultados encontraron que el contenido de sólidos solubles totales fue más alto para las especies silvestres en comparación con la variedad Tupy. El alto contenido de sólidos solubles totales se refleja en el dulzor de la fruta, característica considerada en la elaboración de vinos y licores. Por lo tanto, las zarzamoras silvestres son candidatas para ser incorporadas en la elaboración de vinos y licores.

Licor artesanal de zarzamora silvestre

De igual forma, las especies silvestres mostraron valores más altos en la cantidad de polifenoles totales y también el contenido de antocianinas fue mayor, así que tenían mayor potencial antioxidante. Estos resultados muestran la importancia de las zarzamoras silvestres mexicanas como fuentes de polifenoles y su posible incorporación en la industria farmacéutica. 

¿No te sorprenden estos resultados?, el estudio nos muestra la importancia de las especies silvestres mexicanas del género Rubus, ya que pueden ser material para la obtención de nuevas variedades comerciales que puedan contribuir a la calidad alimentaria del país así como la importancia farmacéutica que tienen sus propiedades. 

Puedes leer el artículo completo aquí

También te puede interesar:

Referencias

Azofeifa G., Boudard F., Morena M., Cristo J., Pérez A., M., Vaillant F. & Michel, A. (2013). Antioxidant and anti-inflammatory in vitro activities of phenolic compounds from tropical highland blackberry (Rubus adenotrichus). Journal of Agricultural and Food Chemistry 61(24): 5798-5804. 

Cuevas R., E., Dia V., P., Yousef  G., G., García S., P., López M., J., Paredes L., O., González de Mejía, E. & Lila M., A. (2010). Inhibition of proinflammatory responses and antioxidant capacity of Mexican blackberry (Rubus spp.) extracts. Journal of Agricultural and Food Chemistry 58(17): 9542-9548.

Hummer K., E. (2010). Rubus pharmacology: antiquity to the present. HortScience 45(11): 1587-1591. 

Rubio O., E., Pérez S., R., Ávila V., T., Gómez L., J. & García S., P. (2019). Propiedades fisicoquímicas de frutos silvestres de Rubus con potencial nutracéutico y alimenticio. Revista Mexicana de Ciencias Agrícolas 23(1): 291-301. 

miércoles, 31 de enero de 2024

El olor y sabor de los quelites ¿Te vale un bledo ?

Hace algún tiempo leí un libro de Patrick Süskind titulado El perfume. Historia de un asesino. La trama me produjo sentimientos encontrados: por un lado, me horrorizó, pero por otro lado me conmovió y me hizo sentir empatía por el personaje principal, no por los crímenes que cometió sino por la sensación permanente de vacío que experimentaba al no percibir olores. 
 
En el año 2021, un día me sentía muy agotada, con dolor de articulaciones y sin apetito, no tomé conciencia de que algo andaba mal hasta el momento en que tenía frente a mí un delicioso plato de pozole y me disponía a comerlo. La primera cucharada, me hizo pensar que estaba insípido, así es que le agregué sal, orégano y chile en polvo, pero no funcionó. Los días siguientes fueron muy difíciles, todo aquello que llevaba a mi boca como alimento me producía nauseas porque sentía las texturas rugosas o lisas, pero no me brindaban más información, era literalmente como masticar tela o cartón. Esta sensación me duro más de dos meses y fue una secuela del COVID-19 que adquirí en la pandemia. Ahora imagínate que te quieres refrescar con un mojito y te acuerdas de lo olorosa que es la hierbabuena triturada al fondo del vaso (Figura 1); o que prefieres un agua de limón con chaya, pero no percibes el aroma de estas dos hierbas, ¿te valdría un bledo

Figura 1. Mojito (Foto de Martha Albarrán).

Cuando utilizo la palabra bledo me refiero a la expresión utilizada en el contexto de la milpa que es un sistema del cual obtenemos alimento (Figura 2). Está constituido por maíz y otros alimentos como son frijol y calabaza. Asociados a ellos encontramos siempre otras plantas que cuando son tiernas las consumimos como alimento, son los denominados quelites. Tal vez no lo sabes, pero cuando te comes una quesadilla de flor de calabaza, o un guisado de carne de cerdo con verdolagas estas comiendo quelites. 

Figura 1. Milpa, agrosistema esencial para la alimentación mexicana (Foto de Wikipedia).

La palabra bledo significa quintonil (Amaranthus), quelite bien conocido. A este grupo también pertenece la planta que produce las semillas de amaranto que luego usamos para hacer los dulces que conocemos como alegría (Figura 3); la planta del huauzontle es una pariente. Esta palabra aparece en las crónicas de algunos historiadores cuando describen aquello que se conoce como jardines flotantes que eran brindados como tributo por los nahuas al rey de Azcapotzalco (Nuttall 1956).

Los quelites eran consumidos por los habitantes de lo que hoy es México mucho tiempo antes de la llegada de los españoles. Cuando llegaron los colonizadores ya formaban parte de la alimentación tradicional. Actualmente se reconocen más de 350 quelites y se siguen consumiendo en todo el país, forman parte de la cocina tradicional y aportan nutrientes como: vitaminas, minerales, antioxidantes y ácidos grasos (CONABIO). 
 
Los quelites son verduras tiernas que se pueden consumir como platillo principal, como complemento o como condimento, algunos de ellos son utilizados como hierbas de olor. Se puede comer la planta completa (sin la raíz), las hojas, los peciolos, las flores o las plantas tiernas o rebrotes. Algunos ejemplos son: verdolagas, hoja santa, chaya, pápalo, epazote, alaches, quintoniles y romeritos. De las flores las más consumidas son las de calabaza, agave, colorín, yuca, guaje y huazontle (inflorescencia). Aunque son deliciosos, hay que tener precauciones ya que algunos contienen oxalatos que pueden ser tóxicos pero que se eliminan fácilmente hirviéndolos o estrujándolos (Video 1). 


Video 1. Tomado de CONABIO

La Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, tiene un espacio destinado exclusivamente a los quelites. En él encontrarás algunos recetarios y videos bastante interesantes sobre sus usos, valor nutricional, e inclusive un cuento para que los conozcas. Te dejo algunas ligas de interés y te invito a disfrutar de sus beneficios y sabor.  

miércoles, 10 de enero de 2024

"Polochocos", ¿el segundo fruto del guaje?

Sin importar si conocemos mucho o poco de botánica, la naturaleza siempre encontrará un modo de sorprendernos con sus formas caprichosas, y la verdad esta es una de las razones por las que me gustan tanto las plantas. 

En esta ocasión, les platico de cuando me encontré con un árbol con dos tipos de frutos diferentes, o al menos, eso fue lo primero que pensé al observar aquella ramita. 

Árbol de guaje, a la izquierda se observa le fruto en forma de vaina y a la derecha el "polochoco"

El árbol del cual les hablo es un guaje, Leucaena sp. Es una leguminosa de porte arbóreo, común en región Tehuacán-Cuicatlán. Sus frutos son vainas, parecidas a un ejote de frijol aplanado, rojas y largas, que son consumidas en muchas partes cuando están tiernas o maduras. Se emplean en distintos platillos, como salsas, guisos, o simplemente como un buen bocado energético cuando se anda en campo. 

Árbol de guaje en Acatepec, Puebla

Esta planta fue observada en un sistema agroforestal del pueblo de Acatepec, en Puebla, durante un recorrido guiado por la señora Elfega, una mujer orgullosa de sus muchos saberes sobre las plantas de la región y con una disposición extraordinaria a guiar a quienes no somos tan versados.

Mientras todos en el recorrido observamos el hermoso paisaje terraceado, la señora Elfega me pidió acompañarla a ver los “polochocos” o las “manzanitas de guaje”. Sobre una terraza cercana se encontraba un árbol de guaje con una bolitas rojas en vez de vainas que ella bajó con sus manos. 


Polochocos y botón floral

Tomó una y me ofreció otra mientras le daba la primera mordida a esa pequeña manzanita y yo simplemente no podía entender cómo es que ese guaje también daba manzanitas. Al parecer ahí en Acatepec todo el mundo conoce los “polochocos”, los consume, y les parece normal observar un árbol con dos tipos de fruto, pero ese no era mi caso.

Sin entender muy bien qué eran los polochocos, me lo comí también. Diría saben cómo un guaje tierno, pero un poco jugoso y un poco dulce, lo cual les sonará raro a quienes hayan comido un guaje antes, pues las vainas tienen un sabor fuerte, más bien parecido al ajo, y son secas y astringentes. 

Después de investigar un poco al respecto, les puedo decir que los polochocos no son otro tipo de fruto del guaje como yo pensé de primera impresión, sino que son agallas.

Rama con guaje tierno y polochoco

Las agallas son el resultado de una de estas formas caprichosas de las plantas de relacionarse con otros organismos. A menudo reaccionan a la presencia de algún organismo con anomalías en el crecimiento de los órganos o partes de las plantas. 
 
La cecidología estudia a las agallas de las plantas, y éstas pueden ser provocadas por virus, bacterias, hongos, rotíferos, nematodos o artrópodos, entre ellos, ácaros e insectos (Nieves-Aldrey, 1998). En el caso del guaje, se ha estudiado la fauna relacionada con la formación de agallas en el fruto, que evitan la formación de la vaina. 
 
Un estudio interesante en el año 2013 de la Sierra Norte de Puebla encontró a un insecto agallador del guaje, un díptero de la familia Cecidomyiidae (Gabriela Pérez-García et al., 2012). Este insecto pone sus huevos dentro del botón floral, causando que alrededor del huevo y posteriormente de la larva, crezca el tejido que forma al “polochoco”. En siguiente imagen, tomado de este trabajo, se puede observar un corte del polochoco, con la larva en el centro.
 

Relaciones simbióticas dentro de la agalla asociada al fruto del guaje (Leucaena spp.), (a) Torymidae parasitando a Cecidomyiidae, (b) Eulophidae como fitófago, (c) Ichneumonidae parasitando a Tortricidae, (d) Tortricidae en la capa cortical mientras que dentro de la cámara larval Torymidae parasitando a Cecidomyiidae, (e) Tortricidae como oportunista.
Imagen tomada de Gabriela Pérez-García et al., 2012 (CC BY-NC-SA 4.0).

También se documentó que este insecto a veces no termina su ciclo de vida porque es parasitado por otros insectos, como dos especies de Eulophidae que se adueñan de la agalla y matan a la primera larva. Además se encontraron otros insectos asociados a diferentes niveles en este complejo entramado de relaciones biológicas, entre ellos tres especies de Eurytomidae , una de Torymidae, y una de de Ichneumonidae (Gabriela Pérez-García et al., 2012).

Usualmente las agallas son un refugio y una fuente de nutrición para el organismo que las provoca, pero las personas también les hemos encontrado gran utilidad. Algunas se usan con fines medicinales, otras para curtir pieles, tatuajes de algunas tribus, ornamentos corporales, aunque pocas se han registrado como comestibles. La especies mencionadas aquí, muy probablemente no son las únicas especies involucradas en la formación de agallas en el fruto del guaje, pues se conoce una gran cantidad  (al menos 13 mil) especies de insectos que provocan agallas en plantas (Nieves-Aldrey, 1998).

Una vez resuelto el misterio del árbol con dos frutos diferentes, me gustaría preguntar a quien esté leyendo este texto, ¿Conoces algún otro ejemplo de agallas comestibles?

Más información
Fuentes consultadas

Nieves-Aldrey, J. L. 1998. Insectos que inducen la formación de agallas en las plantas: una fascinante interacción ecológica y evolutiva. Boletín de la Sociedad Entomológica Aragonense 23: 3–12.

Pérez-García, A., Barrios, B., Equihua-Martínez, A., Vázquez-Huerta, G., Luna-Díaz, A., & Chaires-Grijalva, M. P. 2013. Determinación preliminar de la biología y hábitos de la entomofauna asociada a las agallas del fruto del guaje (Leucaena spp.) en la Sierra Norte de Puebla, Mexico. Entomología Mexicana 12(2): 1258-1263.

miércoles, 17 de mayo de 2023

Tomates, ¿cuantas variedades conoces?

Toda mi vida la he vivido en el centro del país, específicamente en el Estado de México. Cada ocho días acompañaba a mi mamá al mercadito del pueblo a comprar las verduras que se usaban semana con semana, y con las que cocinaría los platillos que comeríamos. 

Tomates que se cultivan en Mexico. De izquierda a derecha, tipo bola, saladette y tipo cherry (foto con permiso de Club Semilla, 2023)
Desde siempre vi que los tomates, o jitomates como se conocen en el centro del país, eran rojos; y aunque fueran saladette de primera, segunda o tercera, la única diferencia era el precio. Algunas veces también había tomates tipo bola, y me impresionaba mirar su tamaño, casi como una toronja, una sola rebanada abarcaba todo el pan del sándwich. 
 
Años después visité a una conocida, y me mostró su jardín de traspatio. Ahí identifique diferentes plantas, pero hubo una que llamo mi atención: era una planta de tomate, tenía unos frutos idénticos al tomate bola, pero en miniatura, no más grande que una canica. Le pregunté y me comentó que ella le llamaba comúnmente tomatillo milpero, porque crecía de manera silvestre y las personas lo usaban en salsas de molcajete o para comer así en fresco. 
 
Racimo de frutos de tomate silvestre de color rojo (foto con permiso de Club Semilla, 2023)
 
Me sorprendí por su tamaño, y descubrí que no solo existía el saladette. Desde ese momento, comencé a investigar sobre el tomate, en especial Lycopersicon esculentum var. cerasiforme Alef. Me dispuse a sembrarla por todos lados para obtener mis propios frutos y semillas. 

Planta de tomate silvestre rojo (foto con permiso de Club Semilla, 2023)

Planta de tomate silvestre color amarillo (foto con permiso de Club Semilla, 2023)

Investigando, descubrí que en el sur del país existen diferentes tomates nativos, y mi mente estallo aún más. Logre conseguir semillas de un tomate endémico de Campeche llamado por los pobladores como rosa-pa´ak, nombrado también como cultivo de milpa, el cual es parte de su agricultura, sus usos y costumbres. 

Tomates endémicos de Campeche, rosa paák (foto con permiso de Club Semilla, 2023)
 
Y entre más investigaba, más tomates surgían; tuve la oportunidad de probar por primera vez ese tomate nativo rosa-pa´ak, y otros como el tipo riñón, o el forma de corazón, originarios de Oaxaca y Chiapas. No podía creer que pasaran tantos años creyendo que el tomate solo era tipo saladette o bola y siempre de color rojo.

Tomates de diferentes tamaños, formas y colores (foto con permiso de Club Semilla, 2023)
 
Siendo mexicana ya con 28 años y enterada ahora de que México fue centro de domesticación, conocer solo una o dos variedades era imperdonable para mí. Ahora, es muy importante preguntarnos: ¿Cuánta importancia le damos a nuestros recursos naturales?, ¿Cuántas veces volteamos a ver lo que estamos consumiendo? y más importante ¿de dónde proviene lo que comemos?

En México existen variedades ancestrales de tomate que están en riesgo debido a la poca información o conservación de las semillas originarias. Y una de las principales causas es que en México solo se siembran principalmente dos variedades en forma comercial, tomate saladette o tipo bola. 

Actualmente el tomate es usado a nivel mundial, pero no fue hasta mediados del silgo XVI que se introdujeron los primeros tomates a Europa desde América. Existe una ilustración que fue parte de los manuscritos inéditos de Leonhard Fuchs, la cual se dice que es probablemente la ilustración más antigua de una planta de tomate en Europa. Y si observamos de cerca, vemos que existían variedad de formas y colores de los frutos.

Ilustración más antigua de una planta de tomate en Europa (imagen tomada de Dobat y Dressendorfer, 2001).
 
Unos años más tarde, en 1544, se dio a conocer esta planta entre los botánicos. Uno de ellos, Pietro Andrea Matthioli, se refiere al tomate como “pomi doro”, traducido al español como “manzana dorada”. Más evidencia de que los tomates no solo eran rojos.

Y como mencionan García y Bermudez (2021), “no cabe duda que, la verdadera riqueza tomada por los españoles de los pueblos originarios de nuestro país, no fueron los metales preciosos, sino las semillas y plantas nativas, como el jitomate”.

Variabilidad de colores y formas de tomates (foto con permiso de Club Semilla, 2023)
 
Ahora se sabe que el tomate rojo que conocemos de los mercados y súperes ha sido un trabajo de selección; y esto ocurrió cuando se le trató como un cultivo comercial dentro de la agricultura. Sin embargo, existe una gama de colores tales como, amarillo, naranja, rosa, verde, azules, negro, marrón y rojos. Cada uno de ellos con sabores que van cambiando desde muy dulces hasta muy ácidos, pasando por neutrales. 

En algún momento de nuestra historia nos olvidamos de la importancia del sabor. Pese a esto, actualmente aún existen muchas poblaciones nativas, ya sean silvestres, domesticadas o semi-domesticadas, con muy variadas formas, colores, tamaños. Pero lo más importante con sabores y texturas realmente únicas.

Venta de tomates silvestres en mercado local, Malinalco, Estado de México
 
Las semillas de los tomates nativos pueden ser usadas constantemente sin la necesidad de adquirirlas en empresas dedicadas a la venta de semillas. Basta con tener un fruto de una variedad nativa para que tú puedas seguir conservando por generaciones y generaciones la misma variedad; y esto es base importante de la soberanía alimentaria. 

Desde hace muchos años y hasta ahora el tomate es un ingrediente básico e insustituible de la comida tradicional mexicana y una fuente muy importante de vitaminas y minerales. El mercado para toda esta diversidad de variedades está limitado. Pero nosotros podemos ser parte de su conservación a través de la creación de pequeño huertos en nuestros hogares. 

No perdamos la oportunidad de degustar nuestra amplia diversidad de tomates, que desde la época de nuestros antepasados enriquecían la gastronomía de nuestro México. 

Tomate gigante, puede alcanzar hasta 1kg (foto con permiso de Club Semilla, 2023)

Si quieres sumergirte en el mundo del jitomate,  tal vez estos sitios sean de tu interés:

Agradecimientos a Club Semilla por compartir sus fotografías 

Visita a Club semilla en:

Referencias 

Blanca, J., Sanchez-Matarredona, D., Ziarsolo, P., Montero-Pau, J., van der Knaap, E., Díez, M. J., y Cañizares, J. (2022). Haplotype analyses reveal novel insights into tomato history and domestication driven by long-distance migrations and latitudinal adaptations. Horticulture Research 9: uhac030
Dobat K. y Dressendorfer W. (2001). Leonhart Fuchs: The New Herbal of 1543.Alemania: Taschen.
García M., E. y Bermúdez G. (2021). Jitomate: fruto ancestral del porvenir. Suplemento informativo La Jornada del Campo 165.
Matos C., E. E. (2017). Caracterización morfológica y molecular del jitomate riñón o rosapa´ ak (Solanum lycopersicum), un ecotipo nativo de Campeche. Tesis de maestría, Colegio de Postgraduados.
Mariaca M., R. (2015). La milpa maya yucateca en el siglo XVI: evidencias etnohistóricas y conjeturas. Etnobiología 13(1): 1-25. 
Segura V., Y. A. (2022). Evaluación de tomate silvestre mexicano Lycopersicon esculentum var. cerasiforme en condiciones de invernadero. Tesis de licenciatura, Universidad Autónoma del Estado de México.
Vergani G., R. J. (1997). "Lycopersicum esculentum": una breve historia del tomate. Alquibla: Revista de investigación del Bajo Segura (3): 105-111.

domingo, 30 de abril de 2023

La varita mágica del bosque templado

Desde tiempos antiguos, los bosques de México han sido una fuente importante de recursos para la humanidad. Además de brindarnos servicios ambientales, se ha podido aprovechar su flora de distintas formas, desde usos medicinales, comestibles, maderables hasta artesanales.   

En estos ecosistemas nos encontramos con un arbusto cuyas ramas hacen magia en las calles. Su nombre científico es Symphoricarpos microphyllus Kunth y es conocido como "vara perlilla". Es normal encontrarnos a personas barriendo las calles con una peculiar herramienta: una escoba rústica que logra dejar impecables las avenidas y jardines con las que entra en contacto, ¿te imaginas con que se elabora?, así es, ¡con la vara perlilla!

Symphoricarpos microphyllus Kunth

La vara perlilla es un recurso forestal no maderable que suele crecer en bosques de oyamel a alturas que van de los 2700 a los 3500 m (Calderón de Rzedowski & Rzedowski, 2005). La extracción, consumo y venta de estos recursos contribuye de manera significativa a la economía de la población rural en México. De acuerdo a la FAO existen alrededor de 1000 diferentes recursos no maderables que son extraídos para comercializarlos en mercados locales y regionales. 

A pesar de que se encuentra disponible de forma natural, la extracción de la vara perlilla debe ser controlada para no degradar su hábitat. En el siglo presente, la extracción de perlilla se ha convertido en una fuente principal de ingresos para algunas comunidades en el país, debido a la demanda que genera la Zona Metropolitana de la Ciudad de México para el suministro de escobas a los trabajadores del servicio de limpieza y para la fabricación de artesanías (Monroy et al., 2007). 

Mendoza et al. (2012) muestran que un corte diagonal a la hora de extraerla permite la regeneración de esta especie y su propagación. También es conveniente aprovechar las varas maduras, omitiendo el corte de los retoños. La perlilla es una especie tolerante a bajas temperaturas lo que permite su regeneración exitosa en el sotobosque sombreado (Hernández & Rodríguez, 2008).

Vara perlilla en Ejido La Mesa, San Jóse del Rincón

Para la elaboración de las escobas rústicas, después de hacer la recolección del recurso, se unen las ramas necesarias dependiendo el tamaño que queremos para nuestra escoba. Se arma ésta utilizando alambre y un palo alargado que funcionara como base para el armado de esta herramienta doméstica. Después tendrás lista tu herramienta para la limpieza de tu hogar, ya sea tu jardín o la avenida donde se encuentra tu vivienda. 

Recolección 

Resultado final

Este es uno de los usos de esta planta, pero también es utilizada para la elaboración de artesanías que son elaboradas por personas de ejidos y comunidades como una forma de obtener un ingreso económico. Las artesanías son un recurso importante para el turismo y con este arbusto se hacen piezas como venados, ángeles y trineos que son figuras asociadas a la Navidad, período del año en el que se venden más estas artesanías.
 
Artesanía navideña (foto: H. Vibrans)

En el siguiente video se muestra un reportaje acerca de este tipo de artesanías en un municipio del estado de México. 



Es importante señalar que la extracción intensiva de este recurso puede afectar su regeneración por ello es necesario reconocer el papel de las comunidades y la forma en que utilizan los recursos para obtener un ingreso económico. La coordinación con instituciones que se encargan de regular la extracción de recursos es primordial para hacer un uso sustentable de la vara perlilla y otros recursos no maderables. 


Para leer más:

Anastacio Martínez, N. D., Valtierra Pacheco, E., Nava Bernal, G. & Franco Maass, S. (2015). Extracción de perlilla (Symphoricarpos microphyllus H.B.K.) en el Nevado de Toluca. Madera y Bosques 21(2): 103-115.

Rivera Cruz, M. L., Manzanares Alberti, P., Vázquez García, V. & Mendoza Ontiveros, M. M. (2008). La artesanía como producción cultural susceptible de ser atractivo turístico en Santa Catarina del Monte, Texcoco. Convergencia 15(46):225-247. 

Norma Oficial Mexicana NOM-005-RECNAT-1997

Referencias:

Calderón de Rzedowski, G. &  RzedowskiJ. (2005). Flora fanerogámica del Valle de México (2a.ed.). Instituto de Ecología A.C. y Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, Pátzcuaro, Michoacán, 1406 p. 

Hernández-García, J. D. & Rodríguez-Trejo, D. A. (2008). Radiación solar y supervivencia en una plantación de vara perlilla (Symphoricarpos microphyllus H.B.K.) México. Revista Chapingo Serie Ciencias Forestales y del Ambiente 14(1): 27-31. 

Mendoza-Bautista, C., López-López, M. A., Rodríguez-Trejo, D. A., Velázquez-Martínez, A. & García-Moreno, F. (2012). Crecimiento de la vara perlilla (Symphoricarpos microphyllus H.B.K.) en respuesta a la fertilización y altura de corte. Agrociencia 46(7): 719-729.

Monroy, R., Castillo-Cedillo, G. & Colín, H. (2007). La perlita o perlilla, Symphoricarpos microphyllus H.B.K. (Caprifoliaceae), especie no maderable utilizada en una comunidad del Corredor Biológico Chichinautzín, Morelos, México. Polibotánica 1(23): 23-36.

martes, 22 de noviembre de 2022

Copal y ámbar: dos eventos sobre resinas vegetales

En esta semana se llevarán a cabo dos eventos acerca de resinas vegetales, unos productos notables de plantas. Uno es sobre el copal y otro sobre el ámbar. 

Pasadomañana, jueves, 24 de noviembre de 2022, pueden escuchar una plática sobre la domesticación del copal. Copales son varias especies del género Bursera que producen resinas aromáticas, muy usadas en esta temporada festiva. La cita es a las 18 h y se transmitirá a través de un canal en Facebook en la dirección: https://www.facebook.com/CEPHCIS.UNAM

Itzel Abad Fitz: La domesticación incipiente del copal: pasado, presente y futuro de un recurso forestal no maderable.

El sábado, 26 de noviembre de 2022, el Museo del Ámbar Lilia Mijangos en San Cristóbal de las Casas, Chiapas (¡muy recomendable!) está organizando un ciclo de conferencias sobre las investigaciones que se han hecho sobre las plantas y animales que tuvieron la mala suerte de ser alcanzados por las gotas de las resinas hace millones de años. Desafortunadamente, parece que es solo presencial y no se está transmitiendo por video. El viernes, por cierto, también hay eventos, pero más dirigido a la siguiente generación.

Ponencias y conversatorios, 11 - 13 h

1. Victor Manuel Córdova Tabares: Ocho patas de 23 millones de años
2. Alicia Michell Álvarez Rodríguez: Diplópodos del Mioceno en el ámbar de Chiapas, México
3. Pablo Terríquez Beltrán: Insectos Mantis en el Ámbar de Chiapas
4. Diana Karen Arroyo Sánchez: Insectos infectados por hongos parásitos de hace 23 milliones de años
5. Gerardo Carbot Chanona: Allaeochelys liliae, una nueva especie de tortuga para el Mioceno de México
6. Emilio Estrada: Inclusiones de frutos alados en ámbar Mioceno de Chiapas


viernes, 22 de abril de 2022

La chicayoma: un sabor de la región de las montañas

Entre las montañas, se encuentra el pueblo de Quiahuitlatzala, ubicada en el municipio de Xalpatláhuac, Guerrero, alcanza los 2, 220 metros de altitud. Su vegetación natural consiste de bosque de pino, bosque de oyamel y bosque mesófilo de montaña.

Pueblo de Quiahuitlatzala, Guerrero

Los habitantes de esta región hacen uso de sus recursos cultivados y silvestres. Su alimentación se basa principalmente en maíz, frijol, calabaza y chile. Pero en algunas ocasiones consumen quelites, como la chicayoma que se encuentra en los meses de noviembre y diciembre. 

Es una planta trepadora y pertenece a la familia Apocynaceae. Su nombre científico es Gonolobus edulis Hemsl. Se distribuye en México, Costa Rica, Guatemala y Panamá. Contiene un látex con uso medicinal (Zacarias y Marlett, 2012). Tiene hojas acorazonadas opuestas, con flores amarillas agrupadas en inflorescencia, su fruto es anguloso o liso, mide alrededor de 10 cm y se come (Farías F., F. (s.f.). Cuando el fruto abre, se dispersan las semillas por el viento.

Planta de Gonolobus edulis. (Foto: Jacob Rehage).

Conocí acerca de esta planta un día que mi mamá, Elvia García, trajo un fruto y me la mostró asada. La probé y pude detectar un sabor amargo en las semillas. Me dijo que cuando está maduro tiene ese sabor, pero cuando es tierno no sabe así, que desde niños ellos lo comían por su característico sabor dulce.

El nombre que se le da regionalmente a esta planta es “tìn di’í” en tu’un savi (mixteco). En otros lugares recibe el nombre de “cuayote”, “coayote” ó “gallinita”, por la forma de las semillas que se parecen al plumaje de una gallina.

La forma en que se consume en este pueblo es asado, pero también, en una salsa que se prepara con pepita, como si fuera pipían. El fruto se asa al comal o a la brasa, después se le abre la pancita, se le sacan las semillas y se deshebra en rajitas, que se revuelven en la salsa. Dicen los habitantes que tiene un sabor como de pollo.

Fruto de Gonolobus edulis asado.

Cuando está maduro, se elabora en dulce empleando piloncillo, agua y canela. Se prepara un jarabe y cuando este hierve se agrega el fruto. Si quieren disfrutar de este dulce, dejo la liga para que consulten la receta y lo puedan disfrutar tibio o se guarda en un frasco y se refrigera.

Una vez más, quedo realmente sorprendida de la diversidad de alimentos de antaño regionales que no son comunes y no se tiene mucho conocimiento de estos.

 

Referencias bibliográficas:

Farias F., F. (s.f.). Plantas. Catálogo de nombres Científicos y Comunes. Universidad Autónoma Agraria "Antonio Narro". 464 p.

Zacarías M., P. y Marlett, S. A. (2012). Presentación analítica del Texto "El Quelite Chicayoma". Los archivos lingüísticos Me'phaa. Primera Edición. SIL International. 8 p.

lunes, 11 de abril de 2022

Complejos de plantas medicinales: el cuachalalate y dos plantas asociadas a su uso tradicional

¿Alguna vez les ha pasado que cuando compran una planta medicinal, les dan una distinta a la que esperaban? 

Este fenómeno se presenta en muchas ocasiones. A veces es porque las plantas reciben diferentes nombres comunes en las localidades en donde se usan. Tal es el caso del cuachalalate Amphipterygium adstringens (Schltdl.) Standl., que pertenece a la familia Anacardiaceae.  Su nombre común varía de acuerdo a la localidad; en Michoacán se conoce como "cuachalalate", "macerán" o "maticerán" (de la lengua tarasca matixerán) y "pacheco". También se le da el nombre de "palo de rosa", "cuacha", "chalalote", "quetchalala" (Zamudio, 2005).

Árbol de Amphipterygium adstringens (Foto: I. Castillo)

El cuachalalate es una planta endémica de México a Centroamérica, y se distribuye en la vertiente del Pacífico desde Nayarit hasta Chiapas, incluyendo la cuenca del río Balsas. Se puede encontrar en los estados de Aguascalientes, Chiapas, Colima, Durango, Guerrero, Jalisco, México, Michoacán, Morelos, Nayarit, Oaxaca, Puebla, San Luis Potosí, Veracruz, Zacatecas, Honduras.

Se ha usado desde tiempos prehispánicos para el tratamiento de problemas del estómago como la gastritis, úlceras y cáncer gástrico. Tiene un efecto anti-Helicobacter pylori, la causa principal de las úlceras estomacales. Su efecto terapéutico se le atribuye a la corteza, de la cual se ha reportado la presencia de tritérpenos tetracíclicos y pentacíclicos, ácidos y aldehídos anacárdicos. Los compuestos mayoritarios son los triterpenos y fenoles de cadena larga (Navarrete, 1988; Mata et al., 1991). Su importancia es tal que por su alta demanda requiere de un control de su uso para evitar que se agote, ya que no es una especie que se cultive.

Tronco con resina, característico de la familia Anacardiaceae (Foto: I. Castillo)

Otro aspecto, aparte de las confusiones causadas por los nombres comunes variables, es que en nuestro país no se controla la calidad de plantas medicinales que se comercializan. Se puede dar la adulteración de ciertas especies que tienen una alta demanda, por otras que pueden no tener ningún efecto o ser tóxicas. Pero también puede haber otras razones. 

Linares y Bye proponen que no siempre es una adulteración malintencionada, sino que esta dinámica corresponde a lo que ellos denominan “complejos de plantas medicinales” (Linares y Bye, 1987).

Frutos y corteza de Amphipterygium adstringens (Foto: I. Castillo).

Un complejo está formado por un grupo de plantas que comparte propiedades, entre ellas, una actividad biológica parecida. Éstas pueden estar agrupadas con el mismo nombre común, porque tienen características morfológicas similares y se les atribuyen propiedades curativas parecidas. Estos complejos funcionan sustituyendo una planta “tipo” que es la más utilizada en determinado momento, ya sea por escasez o para evitar que se acabe.

Tomando en cuenta las ideas de adulteración o complejos, se han explorado dos cortezas asociadas al cuachalalate y su efecto anti-Helicobacter pylori. Una de estas es el cuachalalate blanco (Guaiacum coulteri A. Gray), que además de coincidir con su nombre común (Linares y Bye, 2008, Comunicación personal), se le atribuye un uso tradicional parecido. La otra planta es la chupandilla (Cyrtocarpa procera Kunth), la cual de acuerdo a reportes se usa para adulterar el cuachalalate (Rosas et al., 2011).

Corteza de Amphipterygium adstringens.


Corteza de Guaiacum coulteri.

Corteza de Cyrtocarpa procera.

El cuachalalate blanco es un arbusto o árbol de 1 a 12 m de altura y pertenece a la familia Zygophyllaceae. Se distribuye en la pendiente del Pacífico y el noreste de México, en los estados de Baja California Sur, Chiapas, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Oaxaca, Puebla, Sinaloa, Sonora. Su corteza es de color grisáceo con textura escamosa con fondo liso y corteza interna granulosa y escamosa, su sabor es ligeramente amargo (Centeno, 2007). También se le conoce con el nombre común de "guayacán genuino","guayacán verdadero", "guayacán amarillo", "huaxaxan", "árbol santo", "palo santo" (Soto, 1987). En Oaxaca también se conoce como "hueyacán", matlacuahuitl", "soon", "yaga-na". En las hojas y tallos se ha encontrado la presencia de alcaloides.

Ejemplar de Herbario: frutos de Guaiacum coulteri.

La chupandilla es un árbol que mide entre 5 y 7 m de alto. Se encuentra ampliamente distribuido en los estados de Baja California Sur, Chiapas, Colima, Durango, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Morelos, Nayarit, Oaxaca, Puebla, Tamaulipas y Zacatecas. Su tronco tiene corteza de color grisáceo y pertenece a la familia Anacardiaceae. Es conocida comúnmente como "coco de cerro". En Morelos se conoce como "chucum pun", su nombre en cora es "puei", también se le conoce por otros nombres como "copal", copalcojote", "tepalcojote", "chocote", "kopayocotl" (náhuatl, "ciruelo benaco"). De la corteza se han aislado e identificado β-amirina , β-sitosterol y una mezcla de ácidos grasos (Rosas et al., 2011).

Árbol de Cyrtocarpa procera.

Habla a favor de un posible “complejo cuachalalate”, y no de una adulteración, que se ha encontrado la presencia de compuestos activos en las dos cortezas que son asociadas al complejo. Tienen una distribución geográfica parecida, tradicionalmente se utiliza la misma parte de la planta (la corteza) y tienen una misma actividad biológica, por ejemplo, su actividad anti-Helicobacter pylori

Así, hay muchas plantas que pueden estar asociadas a otras y se utilizan para tratar una misma enfermedad. Aunque aún hay mucho por conocer. 

Referencias bibliográficas: 

Centeno B., L. (2007). Comparación anatómica e histoquímica de corteza y madera de guayacán del mercado de uso medicinal con Guaiacum coulteri (Zygophyllaceae) de la xiloteca MEXU. Tesis profesional, Facultad de Ciencias (Biología), Universidad Nacional Autónoma de México.104 p.

Linares, E. y Bye, R. (1987). A study of four medicinal plant complexes of Mexico and adjacent United States. Journal of Etnopharmacology 19: 153-183. 

Mata, R., Calzada, F., Navarrete, A., Del Río, F. y Delgado, G. (1991). Long-chain phenols from the bark of Amphipterygium adstringens. Journal of Ethnopharmacology 34(2-3): 147-154.

Navarrete, A. (1988). Estudio químico de plantas mexicanas usadas en medicina tradicional: constituyentes de Chenopodium graveolens Willd., Chenopodium ambrosioides L. y Amphipterygium adsdtringens Schiede ex Schlecht. Tesis de Maestría en Ciencias Químicas (Química Farmacéutica). Facultad de Química, Universidad Nacional Autónoma de México. 210 p.

Rosas A., H., Terrazas S., T., González T., M., Guzmán, Y., Soto H., M. (2011). Anti-ulcer activity of Cyrtocarpa procera analogous to that of  Amphipterygium adstringens, both assayed on the experimental gastric injury in rats. Journal of Ethnopharmacology 134(1): 67-73. 

Soto, J. (1987). Las plantas medicinales y su uso tradicional en la cuenca del río Balsas: estados de Michoacán y Guerrero, México. Tesis de Licenciatura, Facultad de Ciencias, Universidad Nacional Autónoma de México. 231 p.

Zamudio L., A. (2005). Estudio hemero-bibliográfico del cuachalalate (Amphipterygium adstringens) en forma de fitofármaco. Tesis profesional, Q. F. B. FES-Cuautitlán, Universidad Nacional Autónoma de México. 90 p.