miércoles, 4 de mayo de 2016

Viaje a la Huasteca Hidalguense (parte 1)

Rumbo a la Huasteca, paisajes de Hidalgo

Era una fría mañana de marzo de esta año, el viento mecía las ramas de los árboles cuando abordamos la unidad que nos llevaría la Huasteca Hidalguense, todos con frío, imaginábamos que el viaje sería un poco peligroso. Para algunos estudiantes de las materias de Botánica Económica y Etnobotánica del Colegio de Postgraduados, el lugar al que iríamos era desconocido, pocas veces habían escuchado del lugar, pero aun así, la emoción de conocer nuevos caminos y paisajes, era tan grande que la alegría se sentía en el vehículo.

Vehículo en el que viajaríamos a la Huasteca
El primer tramo fue un poco largo, salir de Texcoco, tomar la carretera hacia Calpulalpan, seguir de frente, desviarnos hacia Pachuca, para al final tomar la desviación del corredor turístico de la Montaña que nos conducía hacia nuestro primer destino: El bosque del Hiloche en Real del Monte.

Rumbo a Pachuca, al fondo se observa el Acueducto del Padre Tembleque
La vegetación era maravillosa, había una mezcla de majestuosos encinos (Quercus glabrescens, Quercus mexicana, Quercus rugosa), pinos (Pinus patula, Pinus teocote) y Cupressus (Cupressus lusitanica) principalmente.

Encino en el bosque del Hiloche
Árboles de Cupressus
Admirados y con frío, veíamos los efectos del fuerte viento que había ocurrido durante los últimos días y que había afectado varias regiones del centro de México, en el bosque se observaban ramas caídas, troncos tirados y bastante hojarasca aún fresca que cubría el sotobosque.

Ramas de encino tiradas por el viento
La gente del lugar aprovechaba para cortar las ramas que les servirían para prender el fuego, mientras que algunos se preocupaban por los daños ocasionados en algunas casas y vehículos que se habían visto afectados por la caída de los árboles, por lo que debido a la tensión del momento, decidimos seguir nuestro camino.

Señora recogiendo ramitas al lado del vehículo dañado por la caída de un árbol
El siguiente punto a visitar fue la Reserva de la Biosfera de la Barranca de Metztitlán, donde a la orilla de la carretera apreciamos la inmensidad del sitio, laderas cubiertas de matorrales donde se podían ver garambullos floreciendo (Myrtillocactus geometrizans), candelabros (Stenocereus dumortieri), acacias (Acacia spp.), nopales (Opuntia sp.) copales (Bursera spp.) e izotes (Yucca filifera) creciendo.

Vista de la Barranca de Meztitlán, se pueden apreciar los candelabros, izotes, nopales, copales, etc.
Más adelante, visitamos una UMA (Unidad de Manejo Ambiental) llamada El Viejo Cactus, donde se aprovechan las especies de cactáceas que hay en la región, en especial de los llamados viejitos (Cephalocereus senilis), los cuales son reproducidos para su venta y así evitar su depredación.

Encargado de la UMA El viejo cactus dando una explicación del proceso de reproducción
Plantas jóvenes de los cactus llamados viejitos
Al proseguir nuestro camino, el frío había desaparecido completamente y se dejaba sentir el calor agobiante, así que decidimos detenernos en las famosas nieves artesanales Metzt, además de que observamos los productos de la zona como la nuez, la miel, frijol, licores de frutas, conservas, y dulces típicos.

Probando las tradicionales nieves de Metzt
En este punto ya se hacía notar la presencia de la Huasteca, debido a que en los puestos vendían licores de capulines, de jobo (Spondias mombin) y de vainilla (Vanilla planifolia), chiltepines (Capsicum annum) en conserva y miel espesa y obscura.

Venta de licores, conservas, miel, nueces, frijoles y aguacates
La venta de estos productos se lleva a la orilla de la carretera por lo que se pudo observar los terrenos de cultivo  recién labrados y listos para la siembra de maíz o frijol. A su lado, hay enormes nogales que sirven para delimitar las parcelas y poder vender la nuez que se cosecha.

Nogales (Juglans regia) delimitando los terrenos para siembra
Después de refrescarnos un poco, procedimos nuestro camino, y nos paramos brevemente en el pueblo de San Agustín Mezquititlán, donde se observó el tipo de construcción de las casas y el reloj monumental, típico de varios municipios de Hidalgo.

Reloj monumental de San Agustín Mezquititlán
Más adelante, la vegetación había cambiado, aún quedaban algunos huizaches pero la presencia de pinos mostraba que habíamos dejado atrás los matorrales espinosos de Meztitlán y entrabamos a los bosques templados de Zacualtipán.

Pinos, huizaches y nopales
Durante el trayecto, las serranías y paisajes iban cambiando, de los bosques de pino de Zacualtipán, a los bosques mesófilos de montaña que se empezaban a apreciar en Molango. En Ixtlahuaco, apreciamos un poco la vegetación de un potrero, donde había encinos cubiertos de helechos, algunas bromelias (Tillandsia sp.) e incluso una orquídea que parecía ser del género Epidendrum, plantas típicas de los bosques húmedos.

Encino cubierto de helechos y bromelias
Relictos del Bosque mesófilo de montaña en Ixtlahuaco
Como la noche se acercaba, decidimos pernoctar en Tlanchinol, donde cenamos apropiadamente unas quesadillas de pemuche (son flores de Erythrina sp.). A la mañana siguiente, con las primeras luces del sol, se podía apreciar el paisaje de montañas y las hermosas construcciones del lugar.

Hermosa vista de las montañas en Tlanchinol
Con estas bellezas en nuestra cabeza, decidimos proseguimos el viaje con rumbo a la Huasteca Hidalguense que se encontraba justo después de Tlanchinol.

lunes, 2 de mayo de 2016

Las máscaras: breves ejemplos

La palabra máscara viene de la palabra árabe "mashara" que significaba bufón, y depués pasó al español y significa ficción. Se dice también que la palabra se origina del francés masque, o mashera en italiano, o másquera del español. Y del latín no clásico: mascus, masca que siginifica fantasma.

En Mesoamérica, las máscaras existen desde la época prehispánica y las podrás observar en diversos museos del territorio nacional. Aquí dos ejemplos:

En el Museo del Templo Mayor Teopantli en la Ciudad de México:


Máscaras de piedra en el Museo del Templo Mayor Teopantli
El uso de máscaras en la cultura Maya prehispánica se cree fue heredada de la cultura Olmeca, y los Mayas las elaboraban de jade, por ser uno de sus materiales más apreciados que representaba lo bello. Sin embargo, como aunque bello, se quiebra; los mexicas elaboraron máscaras de piedra, madera y cerámica con tal de preservar lo impreservable.

En el México actual, las máscaras se utilizan principalmente en fiestas rituales de diversos pueblos del área rural. A continuación dos ejemplos de localidades donde se utilizan máscaras en danzas:

En Tlaxcala
 
En el Museo Vivo de Artes y Tradiciones Populares de Tlaxcala podrás admirar elaboradas máscaras que representan el rostro del hombre blanco barbado. Estas máscaras las usan acompañadas de un colorido vestuario en los días del carnaval.

La costumbre del carnaval fue traída de Europa por los españoles en el siglo XVII y en las danzas se representa al hombre blanco o catrines, a los guerreros, y franceses, entre otros.

Máscaras de Tlaxcala

Las máscaras permiten a los pobladores "esconder" el rostro durante los días de fiesta, por lo general el día en que celebran al Santo Patrono o Santa Patrona (Católico) del Pueblo. Ese día, el ritual se efectúa principalmente en la calle principal, y va acompañado de bailes y diversas representaciones teatrales.

Igualmente, las usan durante el carnaval. Este festejo tiene su origen en la Roma antigua; pero en época prehispánica, las culturas autóctonas ya hicieron rituales a Tlaloc, dios de la lluvia. A los actuales danzantes de Tlaxcala se les llama huehue, apócope de Coyohuehue, nombre del dios antiguo de la danza, o al danzante mismo.

En diversos pueblos de la región conocida como Las Huastecas

Las Huastecas es una región sin fronteras bien definidas que inclye parte los estados de Hidalgo, Veracruz, Tamaulipas, Puebla, San Luis Potosí y Querétaro. Los seres humanos que habitan esta región, los huastecos, guardan una identidad cultural histórica, que se refleja principalmente en su cosmovisión, comida y bailes, así como en la prosa que cantan los trovadores, y los cuentos y leyendas que se han transmitido a través de generaciones.

En el Día de Todos los Santos o Xantolo, como se conoce en la región de las Huastecas, y que conocemos como Día de Muertos, los hombres danzan, con música de huapango, disfrazados de  viejos o huehues, quienes representan a las almas de los pobladores que ya no viven más en la tierra; y así la tristeza por la partida de sus muertos se convierte en alegría.

Pero ¿Quiénes hacen las máscaras? y ¿De que material las hacen?

En Coacuilco, pueblo del municipio de Huejutla, Hidalgo, en la Sierra Madre Oriental vive una pareja de ancianos que se dedican a la elaboración de estas máscaras. El Sr. Teófanes Hernández Valles es quien las hace y su esposa quien las colorea.

El material que utilizan es la madera de color claro del árbol  que conocemos como colorín
Erythrina coralloides, árbol ornamental nativo de México, E.U. y Centroamérica.

Árbol del colorín con inflorescencia

Ellos elaboran coloridas cabezas de animales, para adornar las paredes como toros, o venados; o bien máscaras con rostro de felinos o con rostro humano masculino o femenino.


Cabeza de toro hecha con madera del árbol colorín


Máscara de jaguar elaborada por el Señor Teófanes
 
Máscaras con rostro masculino

Máscara con rostro femenino

Estas máscaras están en venta y su precio varía como sigue: si no están "pintadas" o coloreadas cuestan 500 pesos y si están coloreadas, cuestan 1000 pesos. Esta pareja de artesanos comercializa su trabajo principalmente en temporadas cercanas al Día de Xantolo (día de muertos) en las localidades cercanas a su pueblo.

Es interesante observar los usos que en esta zona le dan al árbol colorín: por un lado, se consumen las flores en diversos guisos, y la madera la utilizan para este tipo de artesanías. El ser humano hace uso de los medios que le proporciona la naturaleza para su beneficio; y utiliza su imaginación no solamente para obtener alimento, sinó también para crear arte.

miércoles, 27 de abril de 2016

Las "monjitas" de Santa Inés Ahuatempan

Monjita blanca (Laelia albida)
Al viajar en la carretera Puebla-Ixcaquixtla, hay una desviación hacia Santa Inés Ahuatempan, un pequeño pueblo enclavado en la mixteca poblana. La vegetación aparenta ser árida, tosca y sin belleza, pero al mirar bien, observamos que entre lo seco, la hermosura surge aún en los sitios más inesperados.
Un paisaje típico de Santa Inés Ahuatempan
Ahuatempan significa a la orilla del encinar debido a la presencia de algunos bosques de encinos que adornan el paisaje entre tehuixtles, mezquites, copales y cacaloxúchitl.

Cacaloxúchitl (Plumeria rubra)
En estos encinos, hay plantas que se esconden entre las ramas, por ejemplo, cactáceas que por lo regular son terrestres, han germinado entre las arrugas de la corteza, creciendo entre restos de suelo y hojas en descomposición, estableciendo su dominio y adquiriendo una vida epífita.

Una cactácea (Mammillaria sp.) sobre la rama de un encino 
A finales de septiembre, en medio de los troncos, y cubiertas a la vista por las hojas, se empieza a observar el florecimiento de una orquídea famosa y conocida en la región.  Los habitantes la denominan “monjita”, nombre que nadie en la región me ha podido explicar en que se parece una monja a la orquídea. Tal vez provenga de la blancura de la flor, o por el orden que tienen los pseudobulbos cuando se van desarrollando, pero lo seguro es que la gente la conoce como monjita.

Monjita blanca (Laelia albida)
Su nombre científico es Laelia albida Batem. ex Lindl. Tiene una distribución amplia, que va desde el norte en Durango, hasta Oaxaca al sur. Presenta su floración de septiembre a enero en algunas regiones, y hay una variación en las tonalidades de amarillo a rosado en el centro de la flor.

En la región de Ahuatempan actualmente es raro poder encontrarla de forma silvestre. Son muy pocos los sitios donde aún se puede apreciar. Su población ha bajado por la extracción de las plantas, al cortar los encinos para leña y por la transformación de los bosques a cultivos o potreros.

Monjita silvestre creciendo en un encino
Sin embargo, cuando se extraen no es para su venta, ni como uso medicinal (aunque algunas personas mencionan usar los bulbos como cataplasmas). Más bien las colocan en los árboles que están en su casa, las dejan ahí hasta que las plantas se agarran de los troncos y de esta forma, y pueden verlas florecer año con año adornando los traspatios de las casas.

Colocación de un esqueje de planta en el tronco de un árbol de la plaza principal
La preservación de estas orquídeas mediante la colocación de nuevos esquejes en los árboles, permite que se puedan encontrar algunas especies que de manera silvestre es muy difícil encontrar en este municipio. De esta forma, también se encuentran monjitas moradas, las que pertenecen a dos especies diferentes de laelias: Laelia autumnalis y Laelia rubescens, las cuales aunque tienen menor presencia en el poblado, también son apreciadas por sus colores morado intenso.

Monjita morada (Laelia autumnalis) creciendo junto a una pitahaya (Hylocereus undatus)
Detalle de la flor de Laelia autumnalis
Laelia rubescens en traspatio
En algunos estados, las orquídeas del género Laelia en flor se utilizan para adornar los cementerios o las ofrendas de las casas durante la celebración de día de muertos (como en Guerrero), sin embargo, en Santa Inés Ahuatempan, su uso es más ornamental. Rara vez se las ve adornando un altarcito dentro de las casas. Junto con el cempaxúchitl, la monjita blanca es una de las flores más representativas durante el mes de octubre, ya que adornan y engalanan la casas donde se encuentran.

Floración de la monjita morada en el traspatio de una casa
Los campesinos son los que se encargan de vigilar y propagar mediante pequeños esquejes las plantitas de las monjitas, cuidadosamente colocan entre las ramas las matitas, y aunque las dejan desarrollarse solas, con frecuencia observan su crecimiento esperando con ansias la próxima floración, cuando nuevamente entre las varitas florales, aparezcan los blancos pétalos y sépalos satinados de amarillo y lila.

Esqueje de la monjita blanca colocado en el tronco de un mango
Este año, si algún día deciden ir por la mixteca poblana durante las fechas previas a día de muertos, no olvides voltear a observar los troncos de los árboles que están en las casas, porque puedes apreciar la belleza de las flores que brindan estas orquídeas llamadas monjitas.

Mata de monjita blanca creciendo en un mezquite (Prosopis laevigata)

Para leer sobre la conservación de Laelia albida e información sobre las calaveritas de Guerrero:

Santos, L., E. Aguirre, J. E. Campos y M. Martínez (2006) Conservación in situ de la flora mexicana: La orquídea Laelia albida, en una reserva de la biosfera. Ciencia y Desarrollo en Internet 2:1-9.

Salazar-Rojas, V. M., B. E. Herrera-Cabrera, A. Flores-Palacios e I. Ocampo-Fletes (2007) Traditional use and conservation of the "Calaverita" Laelia anceps subsp. dawsonii f. chilapensis Soto-Arenas at Chilapa, Guerrero, México. Lankesteriana 7(1-2):368-370.

martes, 26 de abril de 2016

Simposio Internacional sobre Biodiversidad y Especies Silvestres Comestibles 2016


El Simposio Internacional sobre Biodiversidad y Especies Silvestres Comestibles (International Symposium on Biodiversity and Edible Wild Species) será de interés para muchos etnobotánicos mexicanos y latinoamericanos. Se llevará a cabo del 24-27 de octubre de 2016 en Antalya, en el sur de Turquía, una región muy similar a México en su larga tradición agrícola y concentración de parientes de plantas domesticadas, así como plantas silvestres comestibles. La reunión es sobre plantas y hongos, y también considerará plantas medicinales y aromáticas.


La fecha límite para someter resúmenes es el 31 de julio de 2016. La cuota es relativamente módica para un evento internacional con 300 Euros para profesionales y 100 Euros para estudiantes, que incluye, aparte del material del congreso y el café, también la comida del mediodia y la cena de gala. Ya ví precios de vuelos, y son similares a los de Europa.

Los temas son los siguientes:
  • Biodiversidad y alimentos
  • Conservación y protección de la diversidad silvestre comestible
  • Utilización sostenible de alimentos silvestres
  • Valor nutricional de alimentos silvestres
  • Procesamiento y tecnologías relacionados con alimentos silvestres
  • Caracterización molecular, química o morfológica de alimentos silvestres
  • Cultivo y domesticación de alimentos silvestres (incluyendo cultivo de tejidos)
  • Etnobotánica de alimentos silvestres
  • Salud, dieta y alimentos silvestres
  • Bioeconomía (valor económico) de alimentos silvestres
  • La economía de la diversificación

Interesante, ¿no?



lunes, 25 de abril de 2016

Cholula: herencia agrícola

Flores en Cholula
Al caminar por las calles de Cholula podemos apreciar la mezcla de la modernidad con la cultura tradicional que mantiene la gente de los barrios, se observan unidades habitacionales y residenciales al lado de casitas rústicas que aún tiene huertos, traspatios o terrenos de cultivo.

Crianza de gallos al lado de unidades habitacionales
Durante la primavera, se observan los terrenos aledaños a la pirámide cubiertos de flores (gladiolas, alelís, flor nube) y en fechas previas a los días de muertos se tiñen de color naranja con el florecimiento del cempasúchil, el cual será cortado y vendido a finales de octubre y principios de noviembre.

Cholula es un cúmulo de tradiciones y culturas debido a que ha estado habitada desde más de 3500 años, por sus tierras han pasado olmecas, teotihuacanos, toltecas–xicalancas (que la nombraron Tollan-Cholollan-Tlachihualtepetl), huejotzincas y por último por los tenochcas hasta la llegada de los españoles en 1519 d.C.

Hernán Cortés se quedó admirado de la belleza de la ciudad al grado de que la consideró muy fértil en labranza, hermosa por sus templos y construcciones los cuales llegó a comparar con otras ciudades de España. Sin embargo, a pesar de su admiración, su conquista fue mediante la matanza y desaparición de más de la mitad de su población.


Cultivo de nopal
En los siglos posteriores, Cholula se reorganiza territorialmente con la fundación de Puebla y la separación de los pueblos de San Pedro, San Andrés y Santa Isabel.

Dentro de los barrios de cada pueblo se preservó la organización del calpulli la cual es una organización social cuyos cimientos lo constituyen lazos de parentesco y derechos sobre la tierra de forma comunal, por lo que se preserva una tradición agrícola, religiosa y cultural, que incluso en la actualidad se puede apreciar mediante las fiestas y celebraciones de los templos.

Uno de los tantos templos que se encuentran en Cholula
Los principales cultivos que se tuvieron y aún se preservan es la grana de cochinilla, magueyes, maíz, frijol, calabaza, y frutales como duraznos, ciruelas y peras, además de la ganadería.

Producción de alfalfa
Los sistemas ejidales que se formaron después de la revolución mexicana han ido desapareciendo producto del crecimiento de la urbe poblana. En 1990 ocurren una serie de expropiaciones y se modifica el cambio de uso de suelo de las tierras de San Andrés y San Pedro Cholula, provocando un desarrollo urbano exponencial en lo que antes eran campos de cultivo.

Campos de cultivo abandonados
En la actualidad, los terrenos que antiguamente eran muy fértiles y productivos, se han ido construyendo casas y negocios, dejando pocos espacios para la agricultura y tradiciones regionales. Aún se preservan pequeños espacios donde se tienen cultivos de riego y de temporal, enfocados principalmente en la producción de flores, hortalizas y frutales que se venden en el mercado de San Pedro Cholula y en algunos tianguis de la región.

Producción de flores
En alguno terrenos se pueden apreciar sistemas tradicionales de policultivos, donde se aprovechan pequeños espacios para producir diferentes especies de plantas: tuna, nopales, duraznos, crisantemos, perritos, calabazas, alfalfa y gladiolas, son las especies que aún predominan en el paisaje y adornan la vista.

Sistema de policultvo (hierbas de olor, flores, hortalizas y árboles frutales)
Desafortunadamente, las presiones del crecimiento urbano, han propiciado que muchos de los otrora campesinos desistan de la agricultura. Ahora se enfoquen a nuevas actividades económicas o terminen por emigrar al extranjero y tener mejores oportunidades para sobrevivir, lo que provoca que varios terrenos queden baldíos o abandonados.

Resistencia a la expropiación
Con el crecimiento urbano, y las nuevas expropiaciones territoriales, los campos aledaños a la pirámide de Cholula están por desaparecer, ya que serán cambiados por planchas de cemento y jardines “modernos” que dejan de lado la tradición agrícola y cultural de Cholula.

Transformación de cultivos en un jardín moderno
Los pequeños campos que subsisten, reflejan una tradición y cultura milenaria, que ha subsistido a conquistas, matanzas y pérdidas del territorio; sin embargo probablemente en el transcurso del siglo XXI, no sobrevivan al paso de la “modernidad” y desarrollo urbano desmedido.


Para más información:

Ashwell, A. (2004) Cholula: su herencia es una red de agujeros. Parte I. Elementos: Ciencia y Cultura 11(54):39-51.

Ashwell, A. (2004) Cholula: su herencia es una red de agujeros. Parte II. Elementos 55-56:3-11.

Capulín-Grande, J.I., J. F. Escobedo-Castillo, I. Ocampo-Fletes, J. P. Juárez-Sánchez y S. Rappo-Miguez (2007) Desarrollo endógeno y estrategias campesinas en una comunidad Cholulteca, el caso de San Miguel Papaxtla, Tecuanipan, Puebla. Ra Ximhai 3(1):137-164.

Hernández-Flores, J. A. y  B. Martínez-Corona (2011) Disputas del territorio rural: la Cholula prehispánica frente a la expansión de la Puebla colonial. Agricultura, Sociedad y Desarrollo 8(2):281-296.

Hernández-Flores, J. A., B. Martínez-Corona y J. A. Méndez-Espinoza (2014) Reconfiguración territorial y estrategias de reproducción social en el periurbano poblano. Cuadernos de Desarrollo Rural 11(74):13-34.

viernes, 22 de abril de 2016

Los viajes de Richard Evans Schultes

Hoy les invito a visitar esta página dedicada a los tiempos y viajes de Richard Evans Schultes, un etnobotánico temprano, muy conocido por sus estudios de plantas alucinógenos. Fue coautor del libro "Plantas de los Dioses", que muchos de ustedes conocen y pueden bajar en pdf aquí, junto con Albert Hofmann, descubridor del LSD.

Si bien el Dr. Schultes tiene fama por sus estudios de plantas y hongos sicotrópicos, también documentó muchos diferentes usos, los prácticos, medicinales y rituales, en un tiempo todavía poco tocado por la modernidad, y con poquisimos estudios etnobotánicos. Trabajó más tiempo en la selva amazónica, pero en los 1930's también en Oaxaca. El sitio contiene, entre otros detalles, un mapa de sus colectas en esta región.

Aparte de su trabajo de campo, impartió una clase de Botánica Económica en Harvard, que fue muy influyente, y era fundador de la Sociedad de Botánica Económica (Society for Economic Botany) y editor de su revista, Economic Botany, donde se publican muchos trabajos etnobotánicos de México.

La página está muy bien hecha e interactiva, pero, desafortunadamente, solo está disponible en inglés. Aquí pueden ver más fotos (y texto en español) sobre sus viajes en la Amazonia; aquí hay una biografía también en este idioma.