Mostrando las entradas para la consulta atole ordenadas por fecha. Ordenar por relevancia Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta atole ordenadas por fecha. Ordenar por relevancia Mostrar todas las entradas

viernes, 20 de octubre de 2017

Para una dulce sensación

Un tamalito de anís...

Tamalitos de anís

Recuerdo que cuando era pequeña, mi mamá solía hacernos tamalitos de anís. También se les conoce como cabezas de perro por la forma que tienen. Estos nos los hacía cuando deseábamos o teníamos antojo de un dulce. Era una forma de entretenernos. A pesar de ello son una dulce sensación cuando los pruebas, así que aún seguimos teniendo antojo de estos cuando nos encontramos lejos de casa.

Cuando volvemos a casa, le decimos a mi mamá que hay que hacer tamalitos de anís ya que tenemos un antojo de aquellos. Estos tamalitos se pueden consumir en cualquier momento, no importa la fecha u hora, aunque también se suelen elaborar mucho en día de muertos o en diciembre, temporada que se antoja un atole acompañado de un tamal.

La receta es muy sencilla y práctica, los ingredientes son:

  • 2 kg de masa de maíz
  • 100 gramos de anís
  • Azúcar al gusto
  • Aceite al gusto cuando ya se tiene buena consistencia

Primero se pone a cocer el maíz con cal, después se lava y se muele con el molino de mano o el molino eléctrico para obtener la masa. En un recipiente se pone la masa, se le agrega el anís, el aceite y posteriormente el azúcar. Todo se tiene que mezclar a mano.

Se coloca la masa, el anís y el aceite

Se le agrega azúcar al gusto

Todo se mezcla

Mezcla de los ingredientes

Ya cuando se tiene la masa lista, se envuelve en hojas de maíz y se amarran con tiras hechas de la misma hojas.

Se envuelve la mezcla en hojas de maíz
Después se ponen a cocer en una vaporera con un poco de agua a fuego lento, más o menos como 45 minutos.

Si tienes pasitas también se le pueden agregar y esto dará otro sabor, un poco más rico!

Para darle un sabor más agradable agrega pasitas
Listo: tienes los tamalitos de anís que puedes disfrutar.

Tamalitos de anís listos
Deliciosos!!!

miércoles, 11 de octubre de 2017

Sabores y colores a la venta: Dos tianguis de la Sierra Norte

Cualquiera de nosotros ha recorrido un tianguis en algún momento. Estos existen desde tiempos prehispánicos, se conservaron durante tiempos de la Colonia y continúan en nuestros días es porque su esencia y razón de ser se mantienen vigentes.

Tianguis dominical en la plaza principal del municipio de Cuetzalan.

Estos espacios cumplen con dos funciones principales: por un lado establecen un vínculo entre productos originados de la economía campesina en un ambiente regional, mientras que proveen a los miembros de la comunidad con artículos elaborados con fines comerciales; y por otro, refuerzan relaciones sociales y tradiciones culturales, ya que establecen puntos de reunión semanales.

Tianguis en Tepango de Rodríguez, que cada martes reúne a la gente local.

"Muchas personas, especialmente mujeres, acuden al tianguis para encontrarse con los demás, para enterarse de la última noticia, para platicar, para reírse, para ejercer control social y, en suma, para darle forma a su participación en la sociedad. Van para "reconocer" a los demás y ser "reconocidas". Para ser parte del todo. Para acallar angustias y recoger bondades. Para constatar relaciones ya existentes y establecer nuevas. Para llevar algo y regresar a casa con lo nuevo que se recibió" (Arizpe, 2009).

Mujeres en el tianguis de Tepango.

Familia de Tepango en el tianguis local. Fotografía de Diana Cordoba Rodríguez.

Y es que en día de tianguis, desde temprano se dan cita no sólo vendedores, compradores, intermediarios y autoridades; sino que incluso curiosos y turistas (nacionales o extranjeros) encuentran algo interesante que llevar de estos lugares, ya sea un bien tangible, o información de la cultura y el lugar que están visitando.

Biólogo investigando sobre plantas medicinales en el tianguis de Tepango.

El antropólogo polaco Bronislaw Malinowski dice que en los tianguis se llevan a cabo transacciones a pequeña escala debido a que no se realizan ventas directas con los 'acaparadores'.

Frutas y verduras en Cuetzalan.

Ollas de barro en Tepango.

Vendedora de flores, nopalitos y otras
plantas comestibles.

Los precios varían de un vendedor a otro, así como las unidades que manejan para la venta también son heterogéneas, hay quienes tienen báscula y ofrecen kilos, mientras que no se excluyen otras medidas como el montón, la medida, el manojo, la pieza, la sardina, etc.

Latas de sardina y atún sirven para medir los chiles que se venderán.

Manojos de tequelite (Peperomia maculosa).

Papa de monte, una Dioscorea, se vende por kilo o fracciones de éste.
En tianguis como los de la Sierra Norte se consigue de todo, desde artesanías, maquique para orquideas, café, gran variedad de flores, semillas, especias y frutos, carne fresca y preparada, antojitos, animales vivos, herramientas para trabajar el campo y ollas para preparar los alimentos, hasta artículos provenientes de la ciudad que sin duda desentonan en un contexto más natural.

Orquídeas en el tianguis de Cuetzalan.

Piñones (Jatropha) en Tepango.

Venta de café, atole y otros antojitos en Cuetzalan.

Plátanos.

Valeriana.

Zapote negro.

Barro y miel el Tepango.

Col de hoja semisilvestre (Brassica oleracea).

Epazote de zorrillo (Chenopodium graveolens=Dysphania graveolens).

Chile ancho.

Chiltepín.

Copal.

Jitomates arriñonados

Los biólogos Yaayé Arellanes y Alejandro Casas estudiaron los tianguis de la región de Tehuacán desde una perspectiva ecológica, económica y social. En este esudio resumen algunas características que comparten los tianguis:
  • su origen prehispánico; 
  • transacciones que implican un intercambio de productos a través de un aporte monetario o de un canje de productos denominado trueque; 
  • con periodicidad semanal, una o dos veces por semana; 
  • la presencia de numerosos vendedores de distintos orígenes, muchos de ellos mujeres, que traen recursos vegetales producidos o recolectados a baja escala provenientes de sus huertos familiares, de la parcela o de los bosques circundantes y; 
  • su entrelazamiento con un mercado globalizado donde se puede encontrar todo tipo de mercancías.

Referencias:

Arizpe, Lourdes. 2009. El patrimonio inmaterial de México. Ritos y festividades. Porrua, México, D.F.
Arellanes Cancino, Y. y Casas Fernández, A. 2011. Los mercados tradicionales del valle de Tehuacán-Cuicatlán: Antecedentes y situación actual. Nueva Antropología 24(74): 93-123.
Feixa, C. 1993. "Ciudad tianguis". De la comunidad a la cultura nacional. en: La ciudad en la antropología mexicana. Quaderns del Departament de Geografía I Historia. Universidad de Lleida (Lérida), España. 169 páginas.
Long Towell, J. y Attolini Lecón, A. (coordinadoras) 2009. Caminos y mercados de México. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, Instituto Nacional de Antropología e Historia. México, D.F. 694 páginas.


Otras contribuciones sobre tianguis:



lunes, 18 de septiembre de 2017

Algunas consideraciones sobre los otomíes tlaxcaltecas

Cuadro de semilla de maíz elaborado por un artesano otomí de Ixtenco, Tlaxcala..

Como sabemos, Tlaxcala es el estado más pequeño de la República Mexicana. Su nombre es de origen náhuatl y significa lugar de pan de maíz o tortilla. Antes de la llegada de los españoles su territorio se encontraba habitado por nahuas (Lastra, 2006), incluso por otros grupos etnolingüísticos, evidenciado por los sitios arqueologicos y las lenguas habladas actuales.

Guevara (2000) y Sánchez (2002) coinciden que en la conquista se identificaban  seis grupos lingüísticos en el Altiplano Central, entre ellos los otomíes, como un grupo minoritario y sublevado por el grupo dominante en Tlaxcala: los Nahuas. Desde entonces, se puede decir que este grupo étnico se encontraba sometido primero por los Tlatoques (señoríos de Tlaxcala) y más tarde por los conquistadores europeos.

El mismo término "otomí"  para algunos ixtenguenses de edad avanzada, representa una forma peyorativa que los nahuas impusieron históricamente, y que a pesar de que dicho termino se haya generalizado, ellos se autodenominan "Yumhu".

Festejo del 8 de enero de 2017, en conmemoración del aniversario de Ixtenco. Los participantes portan orgullosamente la vestimenta típica otomí.

Este pueblo después de un largo peregrinar para encontrar un sitio de resguardo (que además cumpliera con los requisitos minimos para su subsistencia: agua, principalmente), se asentaron en el lugar que hoy conocemos como San Juan Ixtenco, localizado en la falda oriente del volcán La Malinche. No hay cifras sobre la fecha exacta de dicho acontecimiento, sin embargo, la oficial nos remonta a 1532, año de la fundación del pueblo, por órdenes del Rey Carlos V (Guevara, 2000). Es incluso más antigua que la ciudad de Huamantla, municipio colindante.

Mapa de distribución de hablantes de Otomí en Mexico. Fuente: Wikipedia.org

Ahora bien, si nos enfocamos en el mapa anterior y observamos la distribución actual de los otomíes en el Altiplano Central de México, tanto en Querétaro, Michoacán, Edo de México, Hidalgo, Puebla y Veracruz, se observa un punto aislado en Tlaxcala: Ixtenco. Yolanda Lastra (1997) menciona: "El otomí de Ixtenco es un otomí aislado, hablado solamente en este pueblo de Tlaxcala, cerca del cual no hay ningún otro lugar de habla otomí, a excepción hecha de Máximo Serdán, en el municipio de Rafael Lara Grajales, Puebla, donde hay algunas familias que emigraron de Ixtenco...".

Pero, ¿a qué se debe esto?... Una hipótesis fuerte la deduje cuando leí la obra de Jorge Guevara: "El mapa de Ixtenco" (2000),  y cuando realicé algunas charlas con el antropólogo Cornelio Hernández y dos cronistas otomíes del pueblo de Ixtenco (Mateo Cajero y Agustín Ranchero), que apunta a un aislamiento no geográfico, sino cultural.

Antojitos típicos de Ixtenco elaborados con maíz.


Una forma clara de aislamiento se puede observar en las distintas expresiones y comportamientos colectivos de identidad y del manejo de los recursos fitogenéticos únicos en Tlaxcala: las fiestas patronales y sus mayordomías, donde confluyen comportamientos propios de los otomíes y usos específicos de plantas de maíz, frijol ayocote, chile, calabaza, y otros. Pero además se aprecia en los textiles únicos de Ixtenco y artesanías con diversas semillas.


Artesanías diversas con semillas de máiz, frijol, calabaza y haba, principlamente de Ixtenco.


Por otro lado, se encuentran los aspectos de emparentamiento dentro de linajes surgidos en cada barrio de Ixtenco. Aquí sale otra hipótesis, que sugiere una forma endogámica de mantener la pureza dentro de los otomís. A pesar de faltas de pruebas a ésta última, Jorge Guevara (2000) mencionó que dicha práctica se mantuvo en el pueblo hasta mediados del siglo XIX.

Además, al hablar con los cronistas locales salió a colación el tema, en donde antigüamente se "veía mal” cuando se contraían lazos entre parejas de barrios distintos, que cuando el varón visitaba o le llevaba serenata a su novia, de otro barrio, salía despavorido por las pedradas del que era objeto.



Atole "agrio"elaborado con maíz morado y frijol ayocote, una bebida con alto grado de valor cultural entre los otomís de Ixtenco.


Aunque dos hipotesis se encuentran en discusión: aislamiento cultural y hermetismo entre linajes, no existen datos congruentes para esclarecer un fenómeno cultural que nos explique cómo una comunidad de otomís ha conservado sus costurmbres y tradiciones bajo presiones territoriales en tiempo y espacio.

Video "Origen y fundación de Ixtenco" narrado por Agustín Ranchero (Son 7 partes).


Video "División prehispánica de los Otomíes de Ixtenco" narrado por Mateo Cajero (Son 4 partes).




Para leer más

Libro de Mateo Cajero (¡muy recomendado!): Historia de los otomís de Ixtenco


Salazar, V. 2014. Reconocen a Ixtenco como último reducto indígena otomí. Nota de Agencia de Noticias Huamantla. Fecha: 11 de abril de 2014.
Guevara, J. 2000. El mapa de Ixtenco. Consejo para la Cultura y las Artes. Instituto Nacional de Antropología e Historia. Centro INAH, Tlaxcala. 100 p.

Sánchez V., G. 2002. La agricultura tradicional en un pueblo otomí de Tlaxcala. Temas de población. Revista del Consejo Estatal de Población del Estado de Puebla 9:49-56.

Lastra Y.  1997. El Otomí de Ixtenco, Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM, México.

Lastra, Y. 2006. Los otomíes: su lengua y su historia. Instituto de Investigaciones Antropológicas, Universidad Nacional Autónoma de México. 525 p

Nota: Si hay interés por consultar a Guevara (2000) y Sánchez (2002) te recomiendo que visites la biblioteca municipal y la Casa de la Memoria Yumhu de Ixtenco, las cuales se encuentran a un costado de la Presidencia Municipal del pueblo.

En el blog

Fiesta de Maíz, Ixtenco 2015 
La Fiesta del Maíz en Ixtenco de 2014
Fotos de la Fiesta del Maíz en Ixtenco de 2013
La milpa en Ixtenco, Tlaxcala
El maíz: fuente de antocianinas 


viernes, 23 de junio de 2017

Un manjar prehispánico: Los escamoles

En México se aprovechan muchos de los recursos disponibles de la naturaleza para fines alimenticios, por ejemplo, hierbas (quelites), insectos, moscas, larvas, entre otros.

Pupas de hormiga (escamoles)
Desde épocas prehispánicas se consumen las pupas de hormiga en algunos estados del centro de México: Tlaxcala, Hidalgo, Guanajuato, Queretaro, Estado de México, entre otros. Son llamados escamoles. En México se consumen los escamoles de cinco tipos de hormigas, pero la más común es Liometopum apiculatum.

Hormiga comestible (Liometopum sp.)
Fuente: Fotografía de wikipedia.org 
En está ocasión comentaré la preparación de dos alimentos derivados de las pupas de hormigas escamoleras (Liometopum sp.): salsa de escamoles y atole de escamoles.


Salsa de escamoles 

Salsa de escamoles

La salsa de escamoles consiste de una mezcla espesa con diferentes ingredientes machacados: chiles (Capsicum annuum L.) secos (guajillo y/o de árbol) y ajo (Allium sativum L.), sal al gusto y los escamoles. 

¿Cómo se prepara?

1. Se lavan los ingredientes (chiles, ajo y escamoles).   
2. Se tuestan los chiles secos a fuego lento, junto con el ajo (sin dejarlos quemar). 
3. Se muelen los chiles secos junto con el ajo, se le aplica un poco de agua para facilitar la molienda en un molcajete (mortero).
4. Se agrega los ecamoles a la salsa de chiles, previamente lavados y posteriormente molidos. 
5. Se agrega sal al gusto y queda listo para ser consumido. 

Molcajete con chiles secos y ajo

Proceso de molienda de ingredientes para hacer la salsa
Salsa de escamoles concluido
Atole de escamole 

El atole de escamole consiste de un liquido espeso caliente derivado de diversos ingredientes: masa de maíz, nopales, chile guajillo, ajo, sal y agua. 

Atole de escamoles
¿Cómo se prepara?

1. Se lavan los ingredientes a utilizar: nopales, ajo, cebolla, chiles secos y las pupas de hormiga (escamoles). 
2. Se cortan los nopales en cuadros y se ponen a cocer en agua; una vez alcanzado su punto optimo se escurre el liquido espeso derivado de ello sobre un colador. 
3. En otro recipiente se hierve agua con una ración de cebolla para posteriormente incorporar los nopales y los otros ingredientes. 
4. Se prepara una mezcla picosa de masa de maíz con chiles secos y un trozo de ajo, previamente tostados. Esto se logra moliendo los chiles secos en una licuadora y después incorporando a la masa o sobre un metate moliendo todo los ingredientes para preparar la masa.  
5. Sobre un colador se va incorporando la mezcla picosa de masa de maíz al recipiente con agua hirviendo, se va aplicando agua para que fluya fácilmente y se va moviendo el atole para evitar que se pegue y queme. 
6. Se agregan los nopales 
7. Se incorporan  los escamoles al recipiente donde se encuentran los demás ingredientes (nopales y atole de masa); se deja hervir de 5 a 10 minutos y se le agrega sal al gusto. 
7. El atole queda listo para ser servido. 

Chiles secos en proceso de tostado

Moliendo los chiles secos en un metate 

Incorporando los nopales al atole de escamoles con masa de maíz

Moviendo el atole de escamoles para evitar que se queme

Dejando hervir el atole de escamoles y en proceso las tortillas de maíz 

Atole de escamoles listos para ser servidos 

Consumiendo el atole de escamoles 
En la actualidad persiste y se fomenta el consumo de algunos alimentos prehispánicos de origen animal o vegetal, entre ellos el amaranto y la chia, que también son fuente de vitaminas tal como lo son los escamoles.

Época de cosecha 

La temporada para cosechar escamoles se da en los dos primeros meses de primavera (marzo y abril). Existen varias teorías sobre como encontrarlos. Una de ellas, es seguir la dirección que llevan hasta encontrar cuatro direcciones juntas, se cree que en ese punto se encuentra el refugio de las hormigas y es en donde los campesinos buscan para extraer las pupas.

Muchas veces se encuentras de bajo de magueyes o piedras, cuando se extraen, secretan un liquido que manchan la piel de los campesinos. En el siguiente video se aprecia como se cosecha y conservan los escamoles en la región del Valle del Mezquital en Hidalgo.


Algunas técnicas para conservar los escamoles en su habitad natural, consisten en colocar paja o pasto en el lugar donde fueron extraídos y cubrirtos con tierra y piedra, es importante hacer estas prácticas de conservación porque en muchas lugares suele ser muy complicado localizar escamoles. Su extracción es muy complejo y por consiguiente su adquisición suele tener un valor económico alto. Sin embargo, se pueden comprar en varios mercados municipales de Hidalgo, Queretaro, Puebla, etc.,

En la Ciudad de México se comercializan en el mercado de San Juan y la Merced. En el estado de Hidalgo, en los mercados de Actopan, Ixmiquilpan, Tula y suele ser muy comunes consumirlas en la Feria de la Gastronomía de Santiago de Anaya en Hidalgo.


Lecturas de interés 

Lara, P.,  Aguirre, J. R., Castillo, P. y J. A. Reyes (2015). Biología y aprovechamiento de la hormiga de escamoles, Liometopum apiculatum Mayr (Hymenoptera: Formicidae). Acta Zoológica Mexicana 31(2): 251-264. 

Ramos, J. y J. M. Pino (2001). Contenido de vitaminas de algunos insectos comestibles en México. Revista de la Sociedad Química de México 45(2): 66-76.