Alguna vez, mientras saboreabas una deliciosa barra de chocolate, te preguntaste: ¿De dónde viene el chocolate? O ¿Cómo se hace? Porque yo si.
Un día en mi búsqueda, encontré un documental que me hizo tener sentimientos encontrados. ROTTEN, es una mini serie-documental de 12 capítulos producidos por Netflix®, en los que básicamente en cada capítulo se da a conocer la situación real de algunos de los productos alimenticios más importantes a nivel mundial, como el chocolate.
Para obtener el chocolate como lo consumimos, las semillas del cacao (Theobroma cacao) tienen que pasar por cierto proceso. Primero, se cosechan los frutos (vainas) del cacao y se sacan sus semillas para dejarlas fermentar durante 7 días aproximadamente. Posteriormente, se separan las semillas buenas de las malas para ser transportadas a las plantas procesadoras. Para la industrialización, las semillas se ponen a tostar en bandas o estufas durante casi 70 minutos; se abren las semillas y se les quita la cascara para ser trituradas en grandes maquinas y así obtener el licor de café. Este licor es el que se utiliza para la elaboración de las barras de chocolate (Proceso del cacao).
Pero para llegar al proceso final, se tiene que pasar por un largo proceso de producción. Ghana y Costa de Marfil son dos regiones productoras importantes de cacao; Costa de Marfil produce aproximadamente 2 millones de toneladas de granos de cacao al año, es decir, la economía de Ghana y Costa de Marfil gira en torno al cultivo de cacao. Es fácil imaginar que este cultivo hace ricos a los productores, pero lamentablemente no es así, quien menos ganancias obtiene es el agricultor ya que de acuerdo a las estadísticas que nos muestra el documental en promedio un productor gana un dólar al día, que eso se traduce en un año de trabajo que puede llegar apenas a los 200 dólares.
Básicamente, los productores y sus familias dependen completamente del cacao para poder comer y satisfacer sus necesidades básicas y tanta es la preocupación y necesidad, que durante algún tiempo los padres de familia enviaban a sus hijos (menores de edad), a las fincas de cacao como mano de obra. Tristemente esta situación se convirtió en tráfico y explotación de menores, hasta que las grandes empresas tuvieron que intervenir, pues en algunos países de Europa se difundieron estos sucesos y esto representaba perdidas en las ventas al dar una mala imagen para el producto final.
Lamentablemente, no se sabe con certeza si este problema se eliminó por completo o sigue presente en las fincas y es difícil imaginar que todo estará bien cuando la necesidad y desesperación son tan grandes.
Otro conflicto por la necesidad de expandir el cultivo fue que los agricultores tuvieron que recurrir a complementar sus cosechas con cultivos de cacao dentro bosques protegidos de manera clandestina. Desde 1990, Costa de Marfil perdió cerca del 80% de sus bosques protegidos, en pocas palabras, el cacao y la pobreza están acabando en gran medida y a pasos gigantes la riqueza ambiental de África.
Es imposible no pensar en lo preocupante de estas situaciones y tampoco se puede justificar. Sin embargo, los agricultores no son los principales culpables, porque solo buscan tener mayor ingreso económico para el sustento de su familia. Los culpables son los intermediarios y las grandes empresas procesadoras del cacao, quienes se llevan el mayor porcentaje de ganancias. Básicamente el chocolate representa una gran pirámide, en la que el agricultor es la base, mientras que las empresas están en la cima, como en muchos otros cultivos.
Existen tres grandes e importantes empresas lideres en el procesamiento del cacao: Barry Callebaut, Cargill y Olam. Estas empresas han dominado el mercado del cacao, y no solo eso, ellos deciden el precio de compra y venta del cacao cada año y en este negocio solo ganan ellos. Es más, durante el 2016 y 2017 el precio del cacao se desplomó,aun así, quien asumió esta caída de precio fue el agricultor, pues las grandes empresas siguieron vendiendo al mismo precio y ganaron más, obviamente el consumidor jamás se enteró de esto.
Para ayudar al productor, el gobierno implementó programas de certificación para que sus ganancias fueran más, y por un tiempo, la vida de los agricultores mejoró un poco, pero después se convirtió en un negocio y los pequeños fabricantes decidieron evitar el cacao del occidente de África y comprar de Madagascar, Guatemala y Filipinas. Lamentablemente, en el negocio del cacao los agricultores de África a pesar de ser importante productores, siguen siendo los desafortunados.
¿Qué piensas de esto? ¿imaginaste que un rico e inocente chocolate podría provocar tantos problemas?
En lo personal, después de conocer todo lo que hay detrás de este cultivo, mi preocupación despertó y disminuyó el deseo de comer chocolate, pero es difícil hacerlo. Y es que es sorprendente como un pedazo de chocolate puede causar tantos problemas económicos, sociales y ambientales que, aunque sea difícil de asimilar, es real. Como consumidora me siento agradecida de poder consumir este rico dulce de chocolate, pero como ingeniera, el chocolate me deja con un mal sabor de boca, porque tantos son los inconvenientes que van de la mano con el cultivo, que no podemos hacernos los desentendidos cuando la situación es preocupante. Si bien, el objetivo del documental no es incentivar a dejar de consumir el chocolate, si es despertar a cada una de las personas valorar al agricultor por más pequeño que este sea.
Una frase que jamás olvidare es: “No nos comemos el cacao, hacemos esto y sabemos que los blancos si lo comen, pero nosotros no sabemos cómo comerlo. Así que solo seguimos haciéndolo”.
Para ver el documental deben tener acceso (suscripción) a la plataforma de Netflix, y ahí podrán encontrar este y otros documentales. Para que se den una idea, les dejo el link del tráiler oficial
aquí.
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