Ya les hice tres reportes sobre la reunión de la Sociedad de Botánica
Económica a la que asistí hace unas semanas. Hoy, y como última contribución, les quiero hablar de algunas
de las conferencias del resto del evento que me llamaron la atención, y que versaban sobre el tema siempre popular de las plantas medicinales.
Andrew Semotiuk presentó un trabajo sobre la cucurbitácea
Ibervillea sonorae de México.
Es una especie norteña que ha adquirido fama como hipoglicémica, o sea,
para el tratamiento de la diabetes. Con base en entrevistas a
curanderos y vendedores de plantas medicinales y su descripción de la
forma de tomarla y sus efectos, llegó a la hipótesis de que la especie
actuaba en forma similar a un
inhibidor de una enzima, la alfa-glucosidasa, que se llama
acarbosa.
Y
efectivamente, se pudo confirmar este efecto en el laboratorio, en
forma dosis-dependiente. Adicionalmente, encontró estimulación de la
producción de insulina. Indica, correctamente, que la identificación de
los mecanismos de acción de las medicinas herbolarias son muy útiles
para, por ejemplo, evitar sustancias contraindicadas. Y claro, es una
bonita confirmación de los usos tradicionales.
Otro
trabajo, de Cassandra Quave y colaboradores, mostró datos sobre la efectividad de algunas especies
medicinales sobre el acné. En general, el tema de las enfermedades
dermatológicas está un tanto descuidado en la etnobotánica. El
acné, específicamente, se trata a menudo con antibióticos, y éstos están
empezando a volverse inefectivos - además, tienen sus propios
problemas. Tomar antibióticos durante tiempos largos puede ser
perjudicial para el funcionamiento del intestino.
Se compararon varios
remedios tradicionales de Italia contra un grupo de especies
recolectadas al azar. Se encontraron varios extractos efectivos, y hubo
una diferencia notoria entre los remedios y las especies recolectadas al
azar, así que, otra vez, se muestra que la medicina tradicional tiene
base en observaciones a menudo certeros.
Una
profesora universitaria, Lisa Castle, reportó sobre una técnica
pedagógica para aumentar el interés en cursos de botánica que toman
estudiantes con otros carreras principales, como medicina. Para estos estudiantes,
los cursos de botánica suelen tener mala fama por aburridos.
Lo que hizo
ella fue un trabajo por proyecto, donde los alumnos tenían que identificar plantas
medicinales recolectadas de poblaciones silvestres, y luego evaluar su
vulnerabilidad. Ella dice que este tema despertó interés, llevó a los
alumnos de adquirir y practicar un buen número de habilidades, y en
general fue un éxito.
Me gustaría compartir además dos trabajos históricos que me parecieron interesantes.
En el primero, se extrajeron recetas de textos médicos antiguos, en este caso de los
celtas del siglo XIII de Gales, Reino Unido. Identificaron las plantas que se usaban para tratar infecciones, que fueron 165 especies. Se
buscaron 107 de éstas y con análisis simples se mostró que el 63% de
estas especies efectivamente tenían efectos antibacterianos.
Sonia Peters presentó otro trabajo histórico, ahora sobre la "medicina de los esclavos" en
Barbados.
Ella analizó fuentes históricas, y encontró un papel muy preponderante
de especies que se usan para heridas, golpes, etc. (lógico, considerando
la vida de esclavo en las plantaciones de caña) y el papel de la
familia de las euforbiáceas para este fin. Y lo que llamó más la
atención fue que a menudo eran las mismas especies o parientes cercanos
que se usaban y usan en sus regiones de origen (Ghana, Nigeria)
actualmente. Hasta tenían nombres comunes similares. Así que esta
población humana traslocada reconoció las especies y construyó su nuevo
sistema sobre los conocimientos antiguos de su tierra.
También
presenté un trabajo, con el título "Plantas ruderales como fuente de
plantas medicinales en México"; fue un reanálisis de varios trabajos,
mostrando que las plantas de las orillas de cultivos, caminos o de
acahuales son una fuente muy importante de estas plantas curativas.