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Carl O. Sauer Foto de dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php? curid=592504 |
Hoy les quiero compartir una carta que escribió el notado geógrafo
Carl Otwin Sauer a un funcionario de la
Fundación Rockefeller.
Para los que no conocen a esta fundación: fue un agente importante en
la promoción de la agricultura a gran escala en México y en el mundo;
entre otras instituciones fundó el CIMMyT en Texcoco. Sin embargo,
también financiaron exploraciones e investigaciones de Dr. Sauer, a
pesar de su actitud contraria. Y me dieron permiso para reproducir y
traducir la carta abajo, disponible
aquí.
Carl
Sauer como geógrafo estudió la influencia del ser humano sobre su
entorno - creó el concepto del paísaje cultural; postulaba que los
paisajes se tenían que interpretar a la luz de tanto las características
físicas y de vegetación, como de las culturas que allí se asentaron y
los modificaron. Le interesaba sobre todo la agricultura y las demás
formas de ganarse la vida a lo largo de la historia, dado que ellos
ejercen una influencia transformador sobre los paisajes. Muchos de
nosotros, los etnobotánicos, tenemos
su libro sobre origenes y dispersión de la agricultura en nuestros libreros o computadoras.
En
lo personal era un hombre conservador, rechazaba el poder de
burocracias y gobiernos sobre el individuo, pero a la vez estaba
preocupado por la influencia (negativa) de las actividades humanas sobre
la naturaleza. En sus viajes y exploraciones para conocer las formas de
vida y de agricultura en grandes partes de América Latina hablaba con
la gente misma, no solo con los élites.
Algunos escritores posteriores
lo ubican en una corriente de pensamiento romático, pre-ilustración.
Pero, me parece que sus cartas de hace más de 60 años todavía se leen
como si se hubieran escrito ayer. No ha cambiado mucho la discusión.
Pero, de todas maneras me parecen muy interesantes sus argumentos y
maneras de ver las cosas.
Vean (para leer bien es texto, haga clic en la imágen; la traducción y más información siguen abajo de las imágenes):
Carta de Carl Sauer a Joe Willits, director de la División de Ciencias Sociales de la Fundación Rockefeller
Junio 13, 1952
Querido Joe,
Su consulta, junto con el anexo, me recuerda
tristemente que soy un sobreviviente de otra época. El caso está bien
presentado, pero me parece algo más de la Gran Ilusión Americana, un
frenesí de cambio que no entiendo ni comparto. Si fuera realmente un
filósofo social, intentaría explorar esta compulsión en nuestra
civilización a la innovación, la modificación de otras formas de vivir
para acercarlas a nuestra propia imagen ¿Qué es lo que nos hace
infelices si otras personas piensen y vivan de manera diferente? ¿Somos
inseguros de nuestros propios valores y encontramos una manera de calmar
nuestra conciencia, rehaciendo a otros? El asunto tiene algunas raíces
ocultas en la religión, sospecho, que nos lleva a esta constante
necesidad de predicar. Me confunde completamente y no creo que lo que
hacemos derive simplemente del hecho de que nos hemos convertido en los
líderes de la revolución industrial. La organización del conocimiento y
la investigación hacia fines "prácticos" y "meliorativos" está arrasando
en este país y en Rusia. He dicho antes con pesar, que mi vida se
desarrolló en un tiempo de cruzadas y los que no son cruzados están
buscando un hoyo donde puedan, posiblemente, evitar ser derribados.
Sobrevivimos manteniéndonos callados y poco comunicativos mientras pasan
los anfitriones con pancartas. Somos los Albigenses de nuestro tiempo y conocemos y tememos las penas que aguardan la gran herejía.
Lamento ver que la RF [nota: Fundación Rockefeller]
está dando más pasos hacia el camino de programas de acción. Hacer algo
acerca de la India [nota: país que sufrió una hambruna en 1943/44, y en
los 50s los EUA estaban muy preocupados por el avance de ideas
comunistas] parece ser lo prioritario en las mentes de las fundaciones y
de Washington (lea el recorte adjunto, por favor). ¿Será que México es
una especie de campo de prácticas para probar la campaña contra el
enemigo? Usted conoce la mayoría de mis objeciones contra este tipo de
asuntos: El individuo hace lo que la fundación o el gobierno desea que
haga, no lo que él quiere. Las fundaciones son las planificadoras y
organizadoras de la investigación, y por lo tanto los árbitros, no sólo
de quién trabaja sino también acerca del tema que se debe trabajar. La
tendencia es convertirse en represores de la erudición libre y de los
científicos. Optan por la integración, la organización, las directivas.
Seleccionan las personas que harán lo que se espera de ellos y obtienen
los resultados deseados. Como en el gobierno, la persona que disiente de
los objetivos o procedimientos es "no cooperativa" y no utilizable.
Este programa en particular comenzó con el objetivo
relativamente inocente de mejorar las plantas alimenticias. El siguiente
paso es rediseñar la economía agrícola, y eso implica poner en marcha
la Nueva Agricultura, a su vez eso significa colaborar con funcionarios
en la elaboración y ejecución de la política oficial. Esto ya no es
inocente; esto es la intervención de un grupo ajeno en el gobierno de un
país. No veo mucha diferencia entre este tipo de cosas y los asuntos
que hicieron que los jesuitas fueran expulsados, de país tras país,
durante el siglo XVIII.
Todavía tengo confianza en la fuerza de resistencia de
los mexicanos. Son una camarilla difícil de organizar y mantener
alineada. Durante veinte años, se aplicó toda la fuerza gubernamental
para imponer la reforma agraria colectivista, pero la mayoría de la
pequeña gente, después de obtener sus tierras, siguieron sus caminos
acostumbrados. El ejido realmente pegó sólo donde se les podía hacer
dependientes de cultivos comerciales que requerían préstamos, y ahí los
bancos ejidales asumieron el papel de gerentes, un patrón
semigubernamental en lugar de uno personal. Los rasgos individualistas y
republicanos (un viejo término español para la comunidad autónoma) son
profundos en el trasfondo indígena y español; la centralización siempre
se ha topado con obstáculos. Además, México no tiene los recursos
naturales abundantes, que se prestan a la organización exitosa
y la urbanización dominante*. Es posible que resulte una tierra de
pequeñas comunidades de subsistencia, en gran parte, sólo parcialmente
afectada por la comercialización.
[*nota: esto es previo al descubrimiento de las reservas más
grandes de petróleo en el territorio, que elevaron la producción de
menos de 190 millones de barriles/año a más de 1200 a partir de finales
de los 70s].
Creo que puedo hablar del asunto en cuestión: quizás
he conocido más del México rural y durante más tiempo que cualquier otro
estadounidense. Durante treinta años he recorrido sus pueblos en todos
los estados mexicanos (salvo dos), interesado principalmente en sus
costumbres agrícolas. Conozco sus plantas, sus cocinas, sus costumbres
comunitarias. Yo he sido un operador agrícola en este país (nota: E.U.)
durante mucho tiempo, un productor comercial de maíz, trigo, soja,
algodón y ganado en Missouri, Illinois y Oklahoma. Durante más de veinte
años hemos estado alojados en el complejo agrícola de la universidad,
en contacto diario con el personal de investigación y extensión. He
ayudado a enviar a varios de nuestros científicos agrícolas a México y
otras partes de América Latina para estudiar los problemas genéticos,
entomológicos y del suelo. Estos hombres, algunos de los cuales se
cuentan entre los mejores del país, han ido ahí para aprender, no para
adoctrinar, y de eso estoy orgulloso.
El conocimiento estadounidense tiene menos que ofrecer
a los mexicanos de lo que piensan los planeadores. Si lo requieren,
ellos pueden venir aquí y conseguir lo que buscan, como lo ha demostrado
el Banco de México y sus becas de capacitación. Hay una buena levadura
de europeos (tenga en cuenta la bioquímica de la cortisona, etc., por el
estudio de los productos farmacéuticos nativos). Los mexicanos y sus
residentes extranjeros permanentes están avanzando tan rápidamente como
es seguro y para mí es importante que tracen su propio camino. El
crecimiento urbano e industrial quizás está sobre-acelerado actualmente,
y con ello también la agricultura comercial.
He vivido demasiado tiempo con la gente de los pueblos
para menospreciarlos. Lo que cultivan y cómo lo cultivan tiene buen
sentido. No están perdidos en la ignorancia y la superstición. Se
acercan a una forma de vida en equilibrio ecológico, excepto donde
muchos de ellos han vivido demasiado tiempo en poca tierra, y la erosión
se está llevando el suelo debajo de ellos. Su vida no está dirigida a
alimentar a las poblaciones de las ciudades, ni debe ser así. El
campesino trata de no agotar su capital natural; las operaciones
comerciales lo hacen. Los grandes campos mecanizados, la reducción de la
diversidad de cultivos, las bombas que bajan el manto freático, la
dependencia de los fertilizantes comerciales, el aumento de los
requerimientos de nitratos y fósforo por la siembra de híbridos de maíz y
soja, los trastornos ecológicos por herbicidas e insecticidas a gran
escala, estas son las operaciones de las que están hechas las crisis
agrícolas. El clima, la densidad de población y el bajo poder
adquisitivo hacen ilusoria cualquier ganadería tipo estadounidense. La
sabiduría de los campesinos es mayor que la nuestra. Su vida tampoco es
aburrida porque sean conservadores. El visitante casual quizás no
percibe la vida social del trabajo de campo, el intercambio de ideas en
los pueblos, la capacidad de generar su propio entretenimiento, la ayuda
mutua. ¿Por qué quieren cambiarlos y atarlos a una máquina de
producción acelerada que está destinada a destruir su equilibrio
ecológico y sus formas de vida? Regreso a la pregunta original: ¿Por qué
tenemos esta manía de rehacer a otras personas? ¿Por qué suponemos que
tenemos la sabiduría superior, esta horrible esperanza de que la ciencia
y las ciencias sociales organizarán a toda la humanidad en un
hormiguero? El objetivo me parece indecente. Afortunadamente también
creo que es inalcanzable, porque lo que llamamos aumento de la
producción es el aumento de la extracción, la fertilidad potencial es
limitada, vamos a seguir dependiendo de las plantas superiores y a largo
plazo tenemos que devolver a los suelos la mayor parte de lo que
sacamos de ellos. La sabiduría de los campesinos es mayor que la de los Dédalos científicos.
La próxima semana salgo para un verano en el Caribe
con un grupo de jóvenes bajo una beca del ONR para estudiar lo que sea
que queramos estudiar. Curioso que la Marina se ha convertido en el
patrocinador de la investigación libre por el momento.
Carl.
La carta tiene una nota en la parte superior firmada por Joe:
Esto no debe ser mostrado a nadie ni ir al archivo general.
JHW.
(Nota: la traducción es de Cristóbal Sánchez Sánchez).
______________________
Aquí otra cita textual, de una carta al mismo funcionaria más de 10 años antes, el 4 de febrero de 1941 (tomado de
Apffel-Marglin y Marglin, 1996):
"Un
buen grupo agresivo de agrónomos y mejoradores americanos podrían
aruinar los recursos nativos completamente, promocionando los cultivos
comerciales americanos. El poco trabajo que se están haciendo en la
estación experimental está cometiendo el mismo error, a través de la
introducción de formas de EU en vez de trabajar con una selección de
productos locales adaptados ecológicamente. Las posibilidades de una
destrucción desastrosa de los genes locales es grande, al menos que las
personas apropiadas tengan la responsabilidad para el trabajo. Y la
agricultura mexicana no puede aspirar hacía la estandarización con unos
pocos tipos comerciales sin volcar la economía y cultura nativa
completamente. El ejemplo de Iowa es lo más peligroso para todo México.
Si los americanos no entienden esto, sería mejor que queden fuera del
país completamente. Este asunto se debe acercar desde el punto de vista
que las economías nativas son básicamente sanos."
Todo muy actual, ¿no les parece?
Referencias
Apffel-Marglin, F., Marglin, S.A., World Institute for Development Economics Research (Eds.), 1996.
Decolonizing knowledge: from development to dialogue. Studies in
development economics. Clarendon Press, Oxford University Press, Oxford,
New York.
Gade, D.W., 2014. The continuing quest to understand Carl Sauer. The AAG Review of Books 2, 116–121. https://doi.org/10.1080/2325548X.2014.919159
Sauer, Carl O., 1952. Agricultural origins and dispersals. American Geographical Society. New York, NY
Sauer, Carl O., 1952. Letter from Carl O. Sauer to Joseph H. Willits, 1952 June 13,
100 Years: The Rockefeller Foundation, accessed January 7, 2018.
Williams, M., 2014. To pass on a good earth: the life and work of Carl O. Sauer. University of Virginia Press, Charlottesville.