domingo, 30 de abril de 2023

Cielo verde. Azoteas y jardines de polinizadores

¡Uf que calor! son los primeros días de marzo de 2023 y me encuentro en la ciudad de México. Desde hace algunos años he tenido la sensación de que cada vez el calor se siente más seco e intenso en esta parte del país. Podría pensar que es mi imaginación, sin embargo, los datos históricos señalan una tendencia al alza con respecto a la temperatura en las ciudades a nivel mundial ocasionada por el calentamiento global antrópico (Espadas-Manrique et al. 2021). Cuando pienso en las causas del calor excesivo que siento, miro a mi alrededor e identifico el color gris por todos lados, en las superficies pavimentadas, en las construcciones que reflejan los rayos solares y en la contaminación del aire. Esto me incomoda y me genera cansancio mental (Figura 1).

Figura 1. Imagen de la alcaldía Iztapalapa (Tomada de Google Earth).

Ahora bien, puedo sentirme agotada, tomar un abanico, encender un ventilador y consumir una bebida fría con la intención de sentir confort. O puedo tomar acciones más contundentes que me permitan contribuir a mitigar los efectos de las modificaciones al paisaje en el que todos estamos involucrados. En esta contribución quiero compartir con ustedes un proyecto que he venido trabajando desde hace más de un año, lo he denominado "Cielo verde. Azoteas y jardines de polinizadores" (Figura 2).

Figura 2. Azotea verde (Tomado de Fundación UNAM).

Mi casa se ubica en la alcaldía de Iztapalapa, una de las zonas más densamente pobladas de la ciudad. Formalmente no tengo un espacio mayor a dos metros cuadrados como jardín, así es que decidí intervenir en la situación y comencé a investigar un poco más sobre cómo incrementar esta área. La única opción que encontré y que me agradó fue diseñar y construir un jardín de polinizadores en mi azotea (Video1).

Video 1. Jardines para polinizadores.

Primero, investigue cuáles plantas podría utilizar, considerando que mi intención era ver mariposas y otros insectos, además de aves pequeñas como los colibríes alimentándose del néctar de las flores. Elegí plantas que pudieran ser hospederas o nutricias de estos seres vivos (Figura 3). Las especies que llamaron mi atención y que más he utilizado pertenecen a tres géneros: Passiflora, Lantana Tropaeolum.

Figura 3. Larvas de la mariposa Dione moneta en una Passiflora (Foto de Martha Albarrán).

Passiflora. Las plantas de este género son por lo general enredaderas. La especie que usé proviene de Brasil geográficamente, sin embargo, ahora se distribuye en varias regiones del trópico. Las flores son muy vistosas y aromáticas, son circulares y algunas de sus estructuras son moradas. Su época de floración es de agosto a diciembre. Sus frutos son bayas indehiscentes, con un color del amarillo al naranja, y comestibles con un sabor ácido y alto contenido de vitaminas. Las semillas poseen aceites que se utilizan en la industria de los cosméticos. El nombre común es maracuyá (Passiflora edulis). Con ellas elaboré un muro verde al colocar un tejido de acero inoxidable para que con sus zarcillos fueran sosteniéndose de esta estructura (Figura 4).

Figura 4. Flores de Passiflora (Foto de Martha Albarrán).

Lantana. En este género hay arbustos que pueden tener alturas de hasta tres metros, sus inflorescencias son corimbos en los que las flores parecen un racimo. Las hay de diversos colores, lilas, blancas, amarillas, rojas y anaranjadas (Figura 5); tienen relevancia ornamental y apícola. La planta es útil porque florece todo el año, resiste muy bien la sequía, la exposición directa al sol y es nutricia. A lo largo del día es posible apreciar mariposas, abejas y otros insectos rondando sus flores.

Figura 5. Inflorescencia de Lantana camara (Foto de Martha Albarrán).

Tropaeolum. Este género originario de Sudamérica consiste de hierbas trepadoras perennes. Tienen tallos muy ramificados, sus flores son vistosas de color anaranjado, rojo o amarillo, sus semillas se encuentran en un fruto carnoso que se separa cuando madura. Las hojas son hospederas de una especie de mariposas llamada Leptophobia aripaes conocida como mariposa blanca o mariposa de la col. El nombre común de la especie que sembré en mi jardín es mastuerzo o capuchina. Es ornamental pero también tienen uso medicinal y es comestible (Figura 6).

Figura 6. Mastuerzo (Foto de Martha Albarrán).

La experiencia de haber iniciado con este proyecto ha sido muy enriquecedora, constantemente estoy integrando otras especies vegetales y observando la interacción con los polinizadores. Hasta ahora me falta mejorar el riego, pero eso estará incluido en la segunda fase de esta experiencia. Estoy convencida que los jardines de polinizadores representan una opción para mejorar el hábitat urbano; entre edificios, redes de transporte, centros comerciales, escuelas, mercados, iglesias, hospitales y toda la infraestructura que utilizamos en los espacios en los que desarrollamos nuestra vida podemos cambiar el paisaje con azoteas verdes que brinden beneficios ambientales al funcionar como un ecosistema (Zuria y Castellanos 2008). Además, desde el punto de vista de la salud, nos permiten obtener confort psicológico al apreciar visualmente espacios más armónicos, llenos de color y de formas de vida diversas.

Si están interesados en el tema, les sugiero visitar las siguientes páginas: 

Figura 7. Tomado de Biodiversidad Mexicana

Incluso los invito a que se inscriban a Poliniza: Red de jardines para polinizadores (Figura 7).
 
Referencias.

Espadas-Manrique C., Reyes-García C. y Carrillo-Niquete G. 2021. La expansión urbana de Mérida, la de Yucatán, México y su contribución al cambio climático. Desde el Herbario CICY 13: 232-238.

Zuria  I. y Castellanos S.I. 2008. Ecología urbana y ciudades verdes. Herreriana 4: 5-7.




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