lunes, 5 de agosto de 2013

Raíces que curan en la Sierra Tarahumara

La Sierra Tarahumara, ademas de impactarnos por sus hermosos paisajes, cultura y comida, también nos proporciona algunos recursos que son importantes para nuestra salud. Estos recursos son las plantas medicinales.

¿Alguna vez te has preguntado del origen de muchos medicamentos que consumimos?

La mayoría de las sustancias usadas en los medicamentos provienen originalmente de plantas, si bien muchos ahora son sintetizados. Algunas de las plantas contienen sustancias que utilizan para defenderse contra depredadores, y nosotros hemos sabido aprovechar estas sustancias y transformarlas en medicamentos.

Algunas especies almacenan sustancias activas en las raíces; su uso medicinal fue conocido durante muchos siglos en distintas culturas del mundo. Pero, el problema actual es que son especialmente susceptibles, debido a que cuando la gente cosecha la planta entera ocasiona muchas veces que la planta no se vuelva a regenerar ni propagar (Bye, 1995).

Por estos problemas actuales se han hecho estudios etnobotánicos y talleres de propagación de especies medicinales en diversos proyectos de investigación llevados a cabo en el Jardín Botánico del Instituto de Biología de la UNAM. Les cuento de un estudio que se hizo con la finalidad de aportar información acerca de los usos en la medicina tradicional de la Sierra Tarahumara, ademas de informar al público la problemática de la perdida del conocimiento tradicional de nuestras plantas mexicanas.

Entrevistas etnobotánicas
                                           
¿Cómo se hizo este trabajo?

Se aplicó un cuestionario etnobotánico a personas artesanas, agricultores y otras personas de diferente edad, ocupación y género en el poblado de San Ignacio Arareco, municipio localizado en la Sierra Tarahumara de Chihuahua. El interés principal fue el de saber el conocimiento en cuanto al uso de algunas raíces medicinales utilizadas en la Sierra Tarahumara de Chihuahua. Al principio de las preguntas y después de una breve introducción, se presentaban las raíces para que la persona identificara la raíz de la planta así como su nombre común con el que se le conoce. Las preguntas fueron al respecto de los usos, la forma de recolección, el cambio a lo largo del tiempo en cuanto a la abundancia y si se llegan a comercializar.

¿Qué raíces se utilizaron para este estudio?

La raíz de Iostephane madrensis o cachana (nombre común) (figura 1) es utilizada para el tratamiento de ulceras, dolores reumáticos, fiebre y afecciones gastrointestinales. La raíz es triturada y aplicada a las articulaciones para aliviar dolores reumáticos (Bye, 1986). Por otra parte, los informantes, además de mencionar las plantas de interés, mencionaban otras especies. Lasianthaea podocephala o mejor conocida como “pionia” (figura 2), se utiliza para curar vómito y empacho, infecciones en el estómago; se quiebra en pequeños trozos, se pone una pizca por cada litro de agua; se toma un vaso en ayunas. En Sonora se utiliza para inflamaciones; se tuesta y se muele la raíz y con alguna crema se aplica en la parte afectada, se emplea para afecciones como empacho y diarrea muy fuerte y granos en la piel (López & Hinojosa, 1988).

Lasianthaea  podocephala (A. Gray) K. M. Becker



Iostephane madrensis (S. Watson) J. L. Strother


¿Qué resultados se obtuvieron?

Encontramos que en la comunidad de San Ignacio Arareco la mayoría de las personas entrevistadas recurren al uso de estas raíces para afecciones gastrointestinales así como otros usos. La mayoría de las personas sí conocen las plantas pero ya casi no se utilizan para uso familiar debido a la accesibilidad que se tiene en los centros de salud. Pero, estas raíces si son recolectadas por personas que se dedican a comercializar estas raíces, es por esta razón que estas plantas deben de tener especial atención y llevar a cabo medidas preventivas para evitar la extinción y perdida de el uso de estas raíces.

Aunque sabemos que existen normas ambientales para la protección de las especies vegetales, es importante señalar que se debe seguir con programas de educación ambiental a los pobladores de esas regiones, con esto se puede lograr que estas personas no utilicen el recurso de manera excesiva, y este pueda servir como una alternativa en la trata de sus enfermedades. Un ejemplo claro de estos programas, es la vinculación entre la UNAM y la comunidad Tarahumara. Los trabajos publicados tienen como propósito, el dar a conocer e informar el conocimiento de las plantas medicinales utilizadas por los Rarámuri (Mendoza et al. 2009), así como ayudar a la concientización de los mismos Tarahumaras para que aprecien sus comidas nativas y las sigan utilizando (Burgués et al., 2010).



Talleres de plantas medicinales
                                    
En cualquier investigación, utilización y explotación de plantas medicinales, es importante incluir medidas para su conservación. Una posibilidad es el fomento a viveros comunitarios; el otro es impulsar consciencia y reglas comunitarias para un aprovechamiento adecuado de los recursos forestales no maderables.

Sierra Tarahumara, Chihuahua, México
                                 

BIBLIOGRAFÍA

Bye, R. 1986. Medicinal plants of the Sierra Madre: comparative study of the Tarahumara and Mexican market plants. Economic Botany 40:103-124.

Bye, R., Linares, E. & Estrada, E. 1995. Biological diversity of medicinal plants in Mexico, in Arnason, J., Mata, R. & Romeo, J. (eds.), Phytochemistry of Medicinal Plants. Recent Advances in Phytochemistry [New York, NY: Plenum Press] 29:65-82.

Burgués, D., Meras, A., Bye, R. & Linares, E. 2010. Sunute we’ká e’karúgame newalime ju / Con el maíz se pueden hacer muchas cosas. Cd. Cuauhtémoc, Chihuahua: Imprenta Caleman. 116 p.

López, E. & Hinojosa, G. 1988. Catálogo de plantas medicinales Sonorenses. Universidad de Sonora, Hermosillo, Sonora. 143p.

Mendoza, M., Castro, D., Mera, L., Chávez, E., & Bye, R. 2009. Plantas medicinales utilizadas por los Rarámuri de la Sierra Tarahumra, Chihuahua. Publicación de Difusión núm. 1. Instituto de Biología, Universidad Nacional Autónoma de México. México, D.F. 32 p.

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