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miércoles, 27 de julio de 2016

Pine Mountain: huertos familiares


En Estados Unidos, no es muy común ver huertos familiares productivos con hortalizas. No encaja bien con el estilo de vida, caracterizado por su escasez de tiempo - así que lo que tienen las casas rurales (y ahora generalizo un poco) son hectáreas de césped, cortados regularmente por contratistas, más algunos plantas perennes fáciles de cuidar.

Pero, hay regiones donde vale la pena tener un huerto familiar, aún en aquel país. Son las áreas alejadas, donde los pobladores tienen que viajar una hora en coche para llegar a cualquier tienda, y donde la gente no tiene mucho dinero.

Tal es el caso de partes de los Apalaches. Allí la gente vivia durante varias generaciones de la minería, y, si bien los mineros a menudo murían prematuramente, sí ganaban un buen sueldo. En este tiempo no necesitaban huertos, y la tradicion (que mucha gente había traido de sus países europeos de origen) se perdió.

Actualmente, la industría minera de la región está en fuerte declive, y también lo son las fortunas de la población. Ahora a mucha gente sí le convendría tener su huerta. Pero, uno de los problemas con la pérdida de conocimientos tradicionales sobre la horticultura (o la agricultura) es que no es fácil revivirlos, ya que son actividades complejas.

La Pine Mountain Settlement School en Kentucky, insertado en una región muy alejada de todo, y la sede del congreso reciente de la Sociedad de Botánica Económica que atendí, tiene un programa de cursos y de promoción muy activa de huertos familiares, y se nota. Estimo que alrededor de un tercio de las casas que se encuentran regadas a lo largo de las carreteras de la región tienen una hortaliza.

Una cosa que me sorprendió era que no tenían cercas. ¿No tendrían interés los venados? Pregunté y me dijeron que no hay mucho venado - debido a la caza furtiva. En fin. Lo que sí hay, son osos - ví uno, pero no se dejó fotografíar.

Aquí hay algunos huertos más:






lunes, 23 de mayo de 2016

¿Cómo se conservan las semillas en algunas zonas campesinas de Colombia? Pues ... vía redes sociales...

¿Se imaginan 122 cultivares nativos de papa diferentes? Esta fue la cantidad de cultivares nativos de papa que encontré en el municipio de Cumbal, Nariño, al suroccidente de Colombia. Pero, ¿Cómo hacen los campesinos para tener y conservar todos estos diferentes tipos, no solo de papas, sino también de oca, ullucos e incluso habas? Esto me fascinó y tuve la suerte de hacer mi tesis de maestría en esta región. Encontré lo importante que son las redes sociales … pero las reales, no las virtuales.

Cultivares nativos de papa en Cumbal, Nariño, Colombia
 
Les explico.

En las áreas rurales del municipio de Cumbal, Nariño, Colombia las comunidades campesinas conservan los cultivares nativos y tienen muy arraigadas las prácticas tradicionales de uso y manejo en los huertos familiares. Sin embargo, uno no siempre tiene todas las semillas o propágulos que quiere sembrar. Entonces, ¿cómo las consiguen los campesinos?

Huerto familiar típico en Cumbal

Para mi tesis de maestría quise saber si existía el intercambio de semillas y cómo estaba organizado. Lo que encontré fue una verdadera red social de intercambio. Les voy a presentar un diagrama de su estructura y explicaré el aporte de esta red a la conservación de los cultivares nativos sembrados en los huertos familiares de los agricultores de la zona.

Para obtener la información, entrevisté a 77 agricultores. En las conversaciones les pregunté si intercambiaban semillas; 75 dijeron que sí. Les pregunté cuáles eran las semillas que más intercambiaban, quiénes eran las personas a las que alguna vez les habían regalado semillas y de quiénes habían recibido semillas alguna vez.

Con la información obtenida supe cuántos agricultores conforman la red. Para dibujar la estructura de la red y calcular sus medidas utilicé un programa llamado NodeXL. Una de las medidas de la red que estimé fue el Grado de intermediación. Esta medida muestra cuándo una persona actúa como intermediaria entre otras dos personas y la importancia de cada persona que se conecta a su red personal (no es lo mismo tener como contacto al presidente de la república que a una persona del común). También consideré el Grado de Centralidad que tenía cada persona, es decir, el número total de conexiones que tiene cada agricultor. Éstas medidas me dijeron cuáles son los agricultores más destacados o populares dentro de la red.

Entre los cultivares que más se intercambian dentro de la red se encuentran la papa (Solanum tuberosum L.), el haba (Vicia faba L.), el ulluco (Ullucus tuberosus Caldas), la oca (Oxalis tuberosa Molina), la arracacha (Arracacia xanthorrhiza Bancr.), las hortalizas, la quinua (Chenopodium quinoa Willd.) y la majua (Tropaeolum tuberosum Ruiz & Pav.). Estos cultivares a su vez, son muy importantes en la alimentación de los agricultores, y se preparan variados platos típicos con ellos.

En el siguiente gráfico podemos observar la red de intercambio de semillas con los 377 agricultores de la comunidad mencionados durante las entrevistas. Cada nodo o esfera representa a una persona. El color representa el área administrativa (vereda, que es una subdivisión de un municipio, algo parecido a ranchería) a la que pertenece cada agricultor. Las esferas grandes representan a los agricultores más destacados según el número de vínculos establecidos con otras personas y el grado de intermediación; las flechas indican la relación “dador – receptor”.

Generalmente, los intercambios ocurren con mayor frecuencia entre las personas de la misma vereda o veredas cercanas y están muy presentes entre las personas que pertenecen a una misma familia. Por ejemplo, cuando una pareja se casa, entre los regalos que recibe se encuentran las semillas o propágulos. Pero, también existe un grado notable e importante de intercambio entre diferentes localidades.


Figura1. Red de intercambio de semillas en Cumbal, Nariño. Los nodos o puntos corresponden a los 377 agricultores que conforman la red de intercambio de semillas; el tamaño de cada nodo está determinado por el Grado de intermediación y el Grado de Centralidad, y el color representa la vereda o área administrativa a la que pertenece cada agricultor. Las flechas indican la dirección de la nominación. Para ver la imágen más grande hacer click sobre ella.


El análisis de las redes sociales de intercambio de semillas me permitió observar cómo los agricultores comparten sus semillas y cuáles son los que más intercambian. Los agricultores más activos dentro de la red son muy importantes en la conservación de los cultivares nativos, la transmisión del conocimiento tradicional y el fortalecimiento de la seguridad alimentaria de sus familias. Además, éstas personas son claves para la formulación y el desarrollo de proyectos de conservación y difusión de las semillas nativas y la creación de alternativas para su comercialización.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Alcaldía municipal de Cumbal, Nariño. Plan de Desarrollo Municipal Cumbal: “Vida, Cultura y Dignidad por siempre” 2008-2011.

Smith, M., B. Shneiderman, N. Milic-Frayling, E.M. Rodrigues, V. Barash, C. Dunne,T. Capone, A. Perer y E. Gleave. 2009. Analyzing (social media) networks with NodeXL. In C&T '09: Proceedings of the Fourth International Conference on Communities and Technologies. Springer, New York.

Hansen, D.L., B. Shneiderman, B. y M.A. Smith. 2011. Analyzing social media networks with NodeXL: insights from a connected world. Morgan Kaufmann (Elsevier). Burlington, MA.

lunes, 16 de mayo de 2016

Conozca los huertos familiares típicos de Cumbal, en el suroccidente de Colombia

Los huertos familiares son importantes en la vida económica y cotidiana de las poblaciones rurales en todo el mundo. Además, contribuyen a la identidad cultural de las comunidades campesinas.

Huerto familiar típico de Cumbal, Nariño, Colombia, con papas, repollo, coliflor y nabo. Al fondo se observan las barreras vivas.
Les voy a contar sobre los huertos de Cumbal, Nariño, un municipio ubicado al surocciente de Colombia en la frontera con Ecuador. ¿Pero por qué son tan importantes los huertos familiares en esta región? ¿Cuáles son las características de éstos huertos?

Los agricultores de Cumbal, que pertenecen a la etnia indígena de los Pastos, tienen huertos para el autoconsumo de diversos alimentos, por gusto, y también por una fuerte herencia ancestral que hace que tengan muy arraigadas las prácticas productivas tradicionales como la Shagra o huerto familiar.

Los huertos familiares en esta región son terrenos, la mayoría entre 900 y 2000 m2, en donde se siembran diversos cultivares que pueden estar alrededor o a poca distancia de la casa familiar. Este modelo de producción tradicional contribuye a la alimentación de los agricultores y sus familias, a la generación de ingresos y a la conservación de los cultivares nativos. Además, provee una amplia variedad de insumos como material de siembra, plantas medicinales, condimentos, forraje, leña, plantas ornamentales, entre muchos otros.

Huerto familiar típico de Cumbal con asoción de oca y habas
Tuve la oportunidad de hacer mi tesis de maestría con algunos de los agricultores de ésta región y de visitar sus huertos. El propósito de mi tesis era estudiar cómo los agricultores de éste municipio contribuyen a la conservación de los cultivares nativos y el conocimiento tradicional a través de sus actividades en los huertos familiares.

Los huertos visitados se encuentran en un intervalo altitudinal entre 2967 y 3483 metros, por lo que los cultivares que más se siembran son las especies andinas de gran tradición y consumo en la zona, así como algunas especies que se adoptaron de otras regiones templadas del mundo. Las especies más cultivadas en los huertos fueron la papa (Solanum tuberosum), el haba (Vicia faba), los ullucos (Ullucus tuberosus), la oca (Oxalis tuberosa), la quinua (Chenopodium quinoa), la majua (Tropaeolum tuberosum), entre otras.

Huerto familiar típico de Cumbal, con asociación entre la oca y el haba

Los agricultores visitados tienen un vínculo afectivo con los cultivares nativos debido a que hacen parte de su historia familiar y han sido heredados por sus familias. Además, consideran que éstos cultivares son muy importantes y que es necesario conservarlos porque son más sanos, más nutritivos, tienen propiedades curativas y son más sabrosos.

También me pareció muy interesante que los agricultores de esta zona suelen intercambiar semillas con otros miembros de la comunidad, lo que les ha permitido establecer una red informal de intercambio de semillas. Por otro lado, la mayoría de ellos suelen guardar sus semillas en costales, canastos y los soberados o cielorrasos (en México: tepancos) de las casas.

Las prácticas de manejo de los diversos cultivares sembrados en los huertos son una muestra del conocimiento tradicional aplicado. Esto lo observé en labores cotidianas en el huerto como la siembra manual en caballones o surcos, la siembra de acuerdo a las fases de la luna, la rotación y asociación de los cultivos, la aplicación de abonos orgánicos y biopreparados, el uso de barreras vivas, la forma en que se conservan las semillas, los usos medicinales de las plantas y las formas de preparación de platos típicos de acuerdo a las tradiciones y fiestas religiosas.

Huerto familiar de Cumbal, con la siembra de papa en caballones




Preparación de abonos orgánicos en huerto de Cumbal, Nariño

Este estudio mostró que la conservación de los cultivares nativos en los huertos familiares de la zona está estrechamente relacionado con el conocimiento tradicional heredado, que se refleja en sus gustos y tradiciones. Por lo tanto, es muy importante que esta riqueza cultural y biológica se continúe conservando y transmitiendo de generación en generación.


Diversidad de cultivares nativos de papa en un huerto familiar de Cumbal (nótese la diferencia en el color de las flores), no hay inconveniente con la conservación de las características de los cultivares porque la reproducción generalemente se hace a través de los tubérculos. Sin embargo, cuando se usan las semillas se contribuye a la diversificación de los cultivares de la zona.

La asociación de cultivos como en este caso entre la oca y el haba es una práctica tradicional muy frecuente en los huertos familiares de Cumbal


Huerto familiar típico de Cumbal, Nariño, Colombia


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Alcaldía municipal de Cumbal, Nariño. Plan de Desarrollo Municipal Cumbal: “Vida, Cultura y Dignidad por siempre” 2008-2011.
 
Ruonavaara, D.L. 1996. Traditional household gardens of the Petén, Guatemala. Tesis de maestría. College of Agriculture and Natural Sciences, Michigan State University, Easton.

miércoles, 11 de mayo de 2016

Viaje a la Huasteca Hidalguense (parte 2)

Conociendo la Huasteca

Dejamos atrás Tlanchinol y llegamos a Coacuilco, localidad que pertenece a Huejutla de Reyes (corazón de la Huasteca Hidalguense), donde Don Manuel nos esperaba con unos panes y un café de la región.

Después de platicar un poco, nos llevó a conocer el traspatio de su vecina, quien amablemente nos dejó tomar fotos de las inumerables plantas ornamentales (begonias, azucenas, crisantemos), frutales (naranjos, plátanos, cacao, mangos), y medicinales (albahaca, árnica) que poseía.

El huerto de la vecina de Don Manuel
El sol se hacía presente y el calor aumentaba conforme pasaban las horas, por lo que Don Manuel sugirió que empezáramos la caminata ya que íbamos a recorrer un poco el monte para apreciar los sistemas de cultivo de la región.

Caminando hacia el monte junto a Don Manuel
 La subida se empezó a notar, atrás se quedaba el pueblo, y a las orillas del camino se observaban cafetales (Coffea canephora), potreros, naranjales (Citrus sinensis), cedros (Cedrela odorata) y acahuales. En un punto de la caminata, pudimos observar lo que ya llevábamos recorrido, sin embargo, aún faltaba llegar a la cima de la colina.

Cafetal mezclado con plátanos y cedros
Vista hacia Coacuilco, se puede apreciar los potreros y los árboles muchos de ellos de cafetal
Bebimos agua del manantial, y en el camino pudimos platicar con algunas personas que llevaban leña, café, quelites y pastura para sus animales, mientras los compañeros se sentían cansados por el calor y la subida, la gente se veía fresca y liviana, acostumbrada a la rudeza del clima y del camino.

Entrevistando a una señora que llevaba quelites para su casa
Hombre transportando una carga de café (40 kg aproximadamente) bajo el duro sol de la Huasteca
Por fin, la cima estaba a la vista, y frente a nosotros, el cerro de Loltla se hacía presente, parecía que casi llegábamos a la mitad del recorrido, pero faltaba la bajada, la cual fue aún más difícil que la subida, aun así, la belleza del paisaje nos animaba a seguir. Después de una hora, estábamos en el lecho del río donde nos detuvimos a descansar.

El cerro del Loltla ante nuestros ojos...
El regreso iba a ser paralelo al río, el lugar era más fresco y se podía ver la vegetación de los terrenos, había pimienta (Piper nigrum), mangos (Mangifera indica), aguacates (Persea americana), papatla (Canna indica), sembradíos de maíz y más cafetales. De pronto, el río que en un principio no tenía agua, se había unido a otros más hasta llegar al río principal que venía del cerro de Loltla, así que fue un buen momento para descansar y apreciar la belleza natural de las rocas, y del agua limpia y cristalina donde los peces nadaban tranquilamente.

Junto al río de Loltla
En la orilla del río, crecían poblaciones de colas de caballo (Equisetum sp.), y también se podían observar olmos (Ulmus sp.) y la dureza de sus troncos, porque a pesar de las crecidas del río, han resistido los golpes de las rocas.

Cola de caballo
Olmo
Todos exhaustos y hambrientos, llegamos a la orilla de la carretera, donde después de esperar minutos, abordamos una camionetita que sirve de transporte entre las comunidades. Al llegar a la casa de Don Manuel, la comida ya estaba lista: un rico mole huasteco acompañado de arroz blanco y frijoles nos esperaba en la mesa, un platillo típico de las fiestas de la huasteca, sobra decir que era un manjar digno de celebrar.

Mole huasteco, típico de la región
Una vez terminada la comida, visitamos a unos artesanos que elaboran máscaras con diferentes tipos de árboles, pero principalmente de pemuche (Erythrina). Las máscaras eran una maravilla, había desde las que representaban un venado, hasta las que tenían forma de jaguar, todo elaborado con herramientas rústicas que utilizaban para su fabricación.

Máscara de venado
El día se había pasado muy rápido entre el recorrido y las visitas que se hicieron al huerto y a los artesanos, por lo que antes de irnos de Coacuilco, decidimos ver su plaza principal, donde se podía observar la representación de una coralillo en piedra. Esta figura, representa el nombre del lugar ya que Coacuilco significa serpiente rayada; según cuenta Don Manuel, que hace tiempo se había encontrado un monolito con forma de serpiente, pero con el tiempo se perdió y solo se elaboró la réplica que ahora está en la plaza.

Representación de una serpiente de coralillo
El día había llegado a su fin, así que viajamos hacia Huejutla de Reyes, donde nos quedamos en un hotel cerca de la Plaza de Armas, para al día siguiente poder recorrer el famoso tianguis del lugar que se coloca todos los domingos. Al día siguiente, muy temprano, fuimos directamente al mercado, donde probamos el zacahuil, que es un tamal gigante como para 150 personas, envuelto en hojas de papatla, y elaborado con masa de maíz, pollo y cerdo. Junto con este tamal, probamos el Xojol, que es un tamal dulce, elaborado con masa de maíz y pilón.

Abriendo el zacahuil para vender
Dentro del mercado, también probamos las enchiladas, que son muy diferentes a las que se conocen en el Valle de México, ya que son tortillas remojadas en diferentes tipos de salsa: verde, tomate y chile seco, las cuales tiene un precio sumamente accesible, de tan solo un peso la enchilada.

Comiendo enchiladas huastecas en el pasillo de las enchiladeras del mercado
Después de un buen desayuno, recorrimos el mercado, donde había bastantes productos de la región, calabazas, chiles verdes, chiltepines, flores de pemuche, bules, jícaras, tamarindo, tomate arrugado y tomatillo, nopalitos frescos, frijol, café, camote y yuca cocida, tamalitos de charales, carne fresca y seca, animales, ceras y muchas cosas de atractivos olores, sabores y hasta colores.

Venta de productos frescos
La algarabía de la gente llenaba de ruidos el ambiente, hablaban en español y también en náhuatl, preguntaban precios, hacían sus cuentas y venían si les gustaba para comprarlo, los vendedores ofrecían, te daban una prueba de yuca, te mostraban la mejor gallina o guajolote, y la gente mercaba sus productos para llevarlos a su casa.

Vendedor de ceras naturales y parafina
Preguntando el precio de las esponjas
Había tantas cosas por ver, pero el tiempo era corto, así que tuvimos que irnos decir adiós a Huejutla y dejar atrás la Huasteca para regresar a Texcoco después de siete horas, llevando en nosotros una gran cantidad de experiencias, recuerdos y sobre todo ganas de volver, porque como bien dice Don Manuel, que si pruebas el agua del manantial, es probable que ya no te quieras ir.

Compañeros del Colegio felices de conocer la Huasteca


miércoles, 27 de abril de 2016

Las "monjitas" de Santa Inés Ahuatempan

Monjita blanca (Laelia albida)
Al viajar en la carretera Puebla-Ixcaquixtla, hay una desviación hacia Santa Inés Ahuatempan, un pequeño pueblo enclavado en la mixteca poblana. La vegetación aparenta ser árida, tosca y sin belleza, pero al mirar bien, observamos que entre lo seco, la hermosura surge aún en los sitios más inesperados.
Un paisaje típico de Santa Inés Ahuatempan
Ahuatempan significa a la orilla del encinar debido a la presencia de algunos bosques de encinos que adornan el paisaje entre tehuixtles, mezquites, copales y cacaloxúchitl.

Cacaloxúchitl (Plumeria rubra)
En estos encinos, hay plantas que se esconden entre las ramas, por ejemplo, cactáceas que por lo regular son terrestres, han germinado entre las arrugas de la corteza, creciendo entre restos de suelo y hojas en descomposición, estableciendo su dominio y adquiriendo una vida epífita.

Una cactácea (Mammillaria sp.) sobre la rama de un encino 
A finales de septiembre, en medio de los troncos, y cubiertas a la vista por las hojas, se empieza a observar el florecimiento de una orquídea famosa y conocida en la región.  Los habitantes la denominan “monjita”, nombre que nadie en la región me ha podido explicar en que se parece una monja a la orquídea. Tal vez provenga de la blancura de la flor, o por el orden que tienen los pseudobulbos cuando se van desarrollando, pero lo seguro es que la gente la conoce como monjita.

Monjita blanca (Laelia albida)
Su nombre científico es Laelia albida Batem. ex Lindl. Tiene una distribución amplia, que va desde el norte en Durango, hasta Oaxaca al sur. Presenta su floración de septiembre a enero en algunas regiones, y hay una variación en las tonalidades de amarillo a rosado en el centro de la flor.

En la región de Ahuatempan actualmente es raro poder encontrarla de forma silvestre. Son muy pocos los sitios donde aún se puede apreciar. Su población ha bajado por la extracción de las plantas, al cortar los encinos para leña y por la transformación de los bosques a cultivos o potreros.

Monjita silvestre creciendo en un encino
Sin embargo, cuando se extraen no es para su venta, ni como uso medicinal (aunque algunas personas mencionan usar los bulbos como cataplasmas). Más bien las colocan en los árboles que están en su casa, las dejan ahí hasta que las plantas se agarran de los troncos y de esta forma, y pueden verlas florecer año con año adornando los traspatios de las casas.

Colocación de un esqueje de planta en el tronco de un árbol de la plaza principal
La preservación de estas orquídeas mediante la colocación de nuevos esquejes en los árboles, permite que se puedan encontrar algunas especies que de manera silvestre es muy difícil encontrar en este municipio. De esta forma, también se encuentran monjitas moradas, las que pertenecen a dos especies diferentes de laelias: Laelia autumnalis y Laelia rubescens, las cuales aunque tienen menor presencia en el poblado, también son apreciadas por sus colores morado intenso.

Monjita morada (Laelia autumnalis) creciendo junto a una pitahaya (Hylocereus undatus)
Detalle de la flor de Laelia autumnalis
Laelia rubescens en traspatio
En algunos estados, las orquídeas del género Laelia en flor se utilizan para adornar los cementerios o las ofrendas de las casas durante la celebración de día de muertos (como en Guerrero), sin embargo, en Santa Inés Ahuatempan, su uso es más ornamental. Rara vez se las ve adornando un altarcito dentro de las casas. Junto con el cempaxúchitl, la monjita blanca es una de las flores más representativas durante el mes de octubre, ya que adornan y engalanan la casas donde se encuentran.

Floración de la monjita morada en el traspatio de una casa
Los campesinos son los que se encargan de vigilar y propagar mediante pequeños esquejes las plantitas de las monjitas, cuidadosamente colocan entre las ramas las matitas, y aunque las dejan desarrollarse solas, con frecuencia observan su crecimiento esperando con ansias la próxima floración, cuando nuevamente entre las varitas florales, aparezcan los blancos pétalos y sépalos satinados de amarillo y lila.

Esqueje de la monjita blanca colocado en el tronco de un mango
Este año, si algún día deciden ir por la mixteca poblana durante las fechas previas a día de muertos, no olvides voltear a observar los troncos de los árboles que están en las casas, porque puedes apreciar la belleza de las flores que brindan estas orquídeas llamadas monjitas.

Mata de monjita blanca creciendo en un mezquite (Prosopis laevigata)

Para leer sobre la conservación de Laelia albida e información sobre las calaveritas de Guerrero:

Santos, L., E. Aguirre, J. E. Campos y M. Martínez (2006) Conservación in situ de la flora mexicana: La orquídea Laelia albida, en una reserva de la biosfera. Ciencia y Desarrollo en Internet 2:1-9.

Salazar-Rojas, V. M., B. E. Herrera-Cabrera, A. Flores-Palacios e I. Ocampo-Fletes (2007) Traditional use and conservation of the "Calaverita" Laelia anceps subsp. dawsonii f. chilapensis Soto-Arenas at Chilapa, Guerrero, México. Lankesteriana 7(1-2):368-370.