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viernes, 15 de julio de 2016

Cómo preparar Zhala, o pemuchis con ajonjolí y tequelita; receta huasteca

Pemuchis en venta

En Tlanchinol, pueblo escondido en la Sierra Madre Oriental, en el Norte del Estado de Hidalgo, comí un sabroso y original platillo llamado Zhala.

Señora Antonia con platillo de pemuchis

La señora Antonia Regino, propietaria y cocinera de un restaurant del centro del pueblo, tuvo a bien darme la receta, la cual comparto con ustedes:

Zhala: Pemuchis con ajonjolí y tequelita

Resulta que los permuchis son las flores color rojo del árbol que llamamos colorín y son ¡comestibles!; se venden en el mercado, junto con otras plantas comestibles como tomatitos o tamarindo. El nombre científico es Erythrina.

Y la tequelita es una planta del género que en Tlanchinol venden en el mercado y se utiliza como el cilantro, cebollín, etc. Probablemente se trata de Peperomia peltilimba y tequelita es una variante de la palabra nahuatl de tetlquilitl (quelite de piedra).

Tequelita en venta

Y, sorpresa, este guiso de plantas nativas, se espesa con ajonjolí, originario de la India y Africa y  que llegó a América transportado por los esclavos quienes utilizaba las semillas para espesar y dar sabor a sus platillos.

Ingredientes

  • 250 g de semillas de ajonjolí tostado
  • Un manojo grande (10 pesos) de pemuchil, lavado y escurrido
  • Un manojo de tequelite, también de 10 pesos, lavado y escurrido
  • Sal al gusto

Procedimiento

Quitar el "palito y la venita" a las flores del pemuchil

Limpieza de pemuchis

Se hierven los pemuchis durante 15 minutos en olla de presión, porque así es más rápido, hasta que cambien de color rojo a color verde.

Pemuchis limpios

Así se ven los pemuchis, ya lavados y sin el palito y la venita, antes de hervirlos.

Y así verás, como van cambiando de color rojo a color blanco y finalmente a color verde cuando ya están cocidos; pero una vez cocidos los debes escurrir o "quitar el juguito" el cual será de color rojo.

Pemuchis hirviendo

Después doras un poco el ajonjolí, sin que se queme.

Dorando el ajonjolí

Luego mueles el ajonjolí con un poco de agua, calientas un poco de aceite y agregas el ajonjolí a que se fría.

Ya cocidos, cortas los pemuchis y la taquelita y se los agregas a la salsa frita de ajonjolí con solo un poquito de sal.

Pemuchis cocidos
Así se ven los pemuchis ya cocidos, los cuales deberás cortar en pedacitos

Tequelita para pemuchis

Y ¡a comer pemuchis!

A comer pemuchis

Este guiso utiliza flores del árbol llamado colorín Erythrina americana de origen mexicano, ajonjolí (Sesamum indicum) de origen africano y/o de la India, y hojas de tequelita, planta que crece en las cercanías de Tlanchinol.


miércoles, 29 de junio de 2016

Los bosques de Chignahuapan


La primera vez que conocí Chignahuapan (municipio de la Sierra Norte de Puebla), fue durante una practica de campo y lo primero que me sorprendió fueron los bosques de pino y encino que cubrían grandes extensiones de la región.

En estos bosques pude observar diferentes formas de aprovechamiento que utilizan los pobladores, como por ejemplo el desarrollo de campamentos ecoturísticos, como el Llano del Conejo, donde se pueden realizar recorridos por el bosque, acampar y hacer fogatas para pasar la noche.

Bosques de pino en Chignahuapan
Aparte del maíz, frijol y algunos frutales, también se pueden cultivar agaves para la producción de pulque y de barbacoa de borrego mediante el corte de las pencas de maguey.

Cultivo de maguey
El ganado principal es el ovino, ya que los borregos resisten mejor las condiciones frías. Además se aprovecha la lana para la elaboración de mantas, chamarras y cobijas. Para mantener al ganado, se talan los bosques para formar extensos potreros y mantener un forraje adecuado y constante, lo que provoca que se pierda parte de la diversidad de estos bosques.

Ganado pastando
Además, los bosques son una fuente importante como recurso maderable. Se cortan los pinos principalmente, para usarlos en las construcciones de casas, en los bardeados, se delimitan los potreros con estacas y para elaborar muebles. Los encinos se ocupan más como leña y para la elaboración de carbón.

Casa típica de Chignahuapan donde se utiliza la madera como trabes para el techo, en puertas, bardas, y muebles
El bosque no solo produce madera, sino que también son muy ricos en especies de hongos comestibles, medicinales y psicotrópicos; los pobladores los colectan para complementar su alimentación.

Russula silvicola
Boletus sp.
La gente puede identificar los diferentes tipos de hongos que se pueden cosechar y llevar a su casa para cocinar. Y en ocasiones, cuando hay abundantes hongos silvestres, las personas se ponen de acuerdo para salir a la carretera y venderlos, además de que ofrecen unas ricas quesadillas preparadas con hongos silvestres.

Venta de hongos en Chignahuapan
El valor de las cubetas es muy variable, y depende de la temporada (si hay abundantes hongos) y del tipo de hongo que se vende. Por ejemplo, las “naranjitas” (Amanita caesarea) son de los hongos más caros y apreciados, por lo que la cubeta puede valer hasta 150 pesos.

Los hongos pancita o cemita (Boletus edulis) junto con los “enchilados” (Lactarius deliciosus), pueden tener un costo menor, de 90 pesos, y los hongos oreja blanca (Russula brevipes) y corales (Ramaria spp.) pueden valer 40 o hasta 60 pesos.

Diversidad de hongos comestibles
Una cosa muy importante es que los que colectan hongos deben ser personas que se dedican y tienen años haciéndolo, ya que si lo hace cualquier persona puede confundir las naranjitas (Amanita caesarea) con la cemita roja (Amanita muscaria), la cual si bien no es mortal, puede causar problemas gastrointestinales; o se puede confundir a Amanita vaginata que es comestible con Amanita phalloides, la cual es mortal.

Amanita vaginata
Es por eso que se debe comprar con estos pequeños grupos organizados, y de preferencia, conocer un poco sobre los hongos para evitar consumir alguno tóxico. Y una vez que se tienen, se pueden preparar de una manera rápida y sabrosa, y que permita identificar algunos sabores de cada hongo.
Lo primero que se debe hacer es lavarlos bien para quitar restos de hojas y tierra.

Separación y lavado de hongos; en la imagen predomina Amanita vaginata
Después se cortan los hongos en rajas, para posteriormente, en un caso, colocar manteca de cerdo, una cucharada, donde se van a refreir los hongos. Soltarán el agua que tiene acumulada; se deja hervir y cocer bien por unos minutos, se echa sal al gusto y se comen como tacos.

Cocinando a las naranjitas (Amanita caesarea)
De esta forma, se complementa la alimentación de los campesinos que viven en estas regiones de climas fríos, donde los bosques de pino y sus derivados, representan el principal sustento para la gente.


Para más información:


Escobedo-Garrido J. S. (2010) Estructuración de los sistemas productivos que se incorporan en la cadena agroalimentaria de la especie ovina en Chignahuapan, Puebla. Revista Mexicana de Agronegocios 14(26):240-250.

Guzmán G. (2011) El uso tradicional de los hongos sagrados: pasado y presente. Etnobiología 9:1-21.

Rodríguez-Maldonado M. G., F. López-Álvarez, M. A.  Andrade-Padilla. (2008) Intoxicación por hongos: a propósito de un niño con falla hepática. Revista Mexicana de Pediatría 75(4):171-174.

Vázquez-Mendoza S. y R.  Valenzuela-Garza. (2010) Macromicetos de la Sierra Norte del Estado de Puebla, México. Naturaleza y Desarrollo 8(1):2010.

Y por último les dejo un interesante artículo sobre una iglesia dedicada al culto del hongo en Chignahuapan:

Guzmán G., R. G. Wasson, T. Herrera. (1975) Una iglesia dedicada al culto de un hongo, "Nuestro Señor del Honguito", en Chignahuapan, Puebla. Bol. Soc. Mex. Mic. 9:137-147.

viernes, 17 de junio de 2016

Videos: Bocados de Nuestra Historia


Así se llama una serie de videos producidos por el Instituto de Antropología de la UNAM entre 2008 y 2013. Aunque no son bocados, son más bien comidas enteras de varios tiempos - las películas son de una hora cada uno, así que ¡tienen para este fin de semana y más!

Los temas van del maíz, como sustento de nuestra historia, hasta el destino de los cultivos mesoamericanos en otros lados. Pasando por las cantinas, las fondas, el chile, el arte y la religión ... Hagan clic en la imagen para poder leerlo bien.







viernes, 27 de mayo de 2016

La comida del minero



La historia del paste se ha descrito en la mayoría de los sitios en donde se comercializa este platillo. Todos coincidimos en que es un tipo de comida introducido por los explotadores de minas británicos que llegaron a la región de Mineral del Monte, Hidalgo. Esta zona tiene una notable influencia inglesa, desde las construcciones hasta los rasgos, reliquia de aquella combinación genética, en los habitantes. Tras años de explotación minera en este municipio se presentaron eventos de gran importancia como la primera huelga latinoamericana e ironicamente el primer partido de futbol en México.  Pero lo que ahora nos interesa es contar un poco sobre el platillo que los mineros consumían comunmente en las jornadas de trabajo, el tradicional paste.

Este alimento portatil se prepara con harina de trigo cernida junto a polvo para hornear para evitar el exceso de grumos.

Mezcla de harina de trigo y polvo para hornear, pasados por el colador
Posteriormente esta harina es mezclada con manteca acremada, agua y sal hasta formar una pasta un poco pegajosa que se deja reposar, cubierta por alguna manta, por un lapso aproximado de dos horas. Una vez que adquiere la textura y consistencia deseada se forman bolitas de esta masa  calculando el tamaño del futuro paste.

Masa lista para elaborar pastes
Una vez que se tienen las bolitas formadas, se aplanan con un rodillo y con ayuda de un cortapasta se cortan circulos como si fueran tortillas de aproximadamente 2 mm de grosor. Se puede agregar un poco de harina para obtener la textura deseada y evitar que se pegue tanto a la mesa como al rodillo y se utiliza una cuña a forma de pala para levantar corectamente la "torilla" de masa.

Materiales para la elaboración de un paste

Una vez hecho esto se incorpora al centro de la "torilla" el guiso de elección para nuestro sabor de paste. El de la receta original es de papas con carne, sin embargo actualmente se ha adaptado a un sin numero de sabores que el chef decida, incluidos sabores dulces. En teoría el paste se diferencía de la empanada por que el relleno se pone crudo y se cuece junto a la masa, pero esta regla ha sido violada por algunos sabores como el de mole con pollo.  Al fin a un chef tradicional no le importan las teorias y solo decide lo que el paisaje le inspire.

Elaboración de pastes en Mineral del Monte, Hidalgo
Una vez que se deposita el relleno, se dobla la masa a fin de envolver el guisado y se da la forma típica del paste, que es sellado por la orilla, untandole un poco de clara de huevo y presionando con ayuda de un tenedor para evitar que se salga el relleno al momento de la cocción. Posteriormente es barnizado en la superficie con yema de huevo batida. Una vez que las formas estan listas, se depositan en charolas previamente engrasadas. Se debe tener el horno precalentado a 190°C para que esté listo para recibir a los pastes y darles el toque de calor que transforma los sabores  y nos permite consumir este conjunto de ingredientes.

Horno para pastes
Finalmente se tienen pastes de todos sabores listos para ofrecerlos al público y seguir con el reconocimiento de Mineral del Monte, entre otras cosas, por su tradicional paste.

Comercialización de pastes

Y aquí todavía les dejo una foto de un letrero en Land´s End, Cornwall, Gran Bretaña, que explica las razones por la popularidades de los pastes originales en aquel tierra minera:

El paste de Cornwall - como inició (Foto de H. Vibrans). Explica que los pastes eran una comida portátil, lleno de los carbohidratos, grasas y proteinas que requerían los mineros para su trabajo árduo. La masa tenía función de termo para que el alimento no se enfríe tan rápidamente. Y el sello de la orilla no se consumía, sino se tiraba para los duendes de las minas - y así también se evitaba consumir mucho arsénico, abundante en aquellas minas.

miércoles, 25 de mayo de 2016

Los usos de la hoja de "papatla" en la Huasteca Hidalguense

¿Conoces la papatla?

Su nombre científico es Canna indica L. y es muy parecida a un platanar por lo que en algunos lugares se le conoce también como platanillo (Veracruz).


Es nativa de México. Esta planta rara vez sobrepasa los 3 m de altura y crece principalmente en lugares con buena humedad.

Se dice que esta planta era utilizada tanto en los rituales como en la alimentación de los aztecas antes de que la planta del plátano llegara a México.

En la Huasteca Hidalguense se utiliza principalmente la hoja de esta planta para envolver una comida ancestral llamada "Zacahuil" que es una especie de tamal pero grande a base de maíz martajado, chiles, pollo, cerdo y otras hierbas y es un platillo típico en la cocina tradicional en esta región al igual que el Xojol pero a diferencia del anterior este último es dulce.

Zacahuil

Xojol

Estas hojas son usadas ampliamente debido a que no se rompen con facilidad y además le confieren un sabor único a los platillos.

Además de envoltorio, la hojas son utilizadas en el mercado para mantener frescos otros productos (carne, chorizo, quesos, etc.) o como forro de canastos y poner dentro alimentos y como bolsita de carga para transportar cosas del monte a la comunidad.




Hojas de papatla protegiendo camotes

Señoras en el mercado utilizando hojas de papatla

Canasto forrado con hojas de papatla

El tallo también tiene usos, los campesinos lo usan para limpiar sus herramientas de trabajo (machetes y coas).

Toda la planta es utilizada como ornamental por sus vistosas flores


La mayor demanda de la papatla ocurre en el día de Todos los Santos o "xantolo" (1 de noviembre) por lo que la presencia de esta especie en las parcelas de cultivo ha sido favorecida por los campesinos, pues cuando necesitan sacan rollos de hojas que utilizan para su consumo o para vender a sus vecinos. Un rollo de 100 hojas cuesta alrededor de 25 pesos.

Papatla en un terreno de cultivo

Para más información sobre esta especie visitar las siguientes páginas:

Flora del Bajío y regiones adyacentes

Flora de Veracruz

miércoles, 11 de mayo de 2016

Viaje a la Huasteca Hidalguense (parte 2)

Conociendo la Huasteca

Dejamos atrás Tlanchinol y llegamos a Coacuilco, localidad que pertenece a Huejutla de Reyes (corazón de la Huasteca Hidalguense), donde Don Manuel nos esperaba con unos panes y un café de la región.

Después de platicar un poco, nos llevó a conocer el traspatio de su vecina, quien amablemente nos dejó tomar fotos de las inumerables plantas ornamentales (begonias, azucenas, crisantemos), frutales (naranjos, plátanos, cacao, mangos), y medicinales (albahaca, árnica) que poseía.

El huerto de la vecina de Don Manuel
El sol se hacía presente y el calor aumentaba conforme pasaban las horas, por lo que Don Manuel sugirió que empezáramos la caminata ya que íbamos a recorrer un poco el monte para apreciar los sistemas de cultivo de la región.

Caminando hacia el monte junto a Don Manuel
 La subida se empezó a notar, atrás se quedaba el pueblo, y a las orillas del camino se observaban cafetales (Coffea canephora), potreros, naranjales (Citrus sinensis), cedros (Cedrela odorata) y acahuales. En un punto de la caminata, pudimos observar lo que ya llevábamos recorrido, sin embargo, aún faltaba llegar a la cima de la colina.

Cafetal mezclado con plátanos y cedros
Vista hacia Coacuilco, se puede apreciar los potreros y los árboles muchos de ellos de cafetal
Bebimos agua del manantial, y en el camino pudimos platicar con algunas personas que llevaban leña, café, quelites y pastura para sus animales, mientras los compañeros se sentían cansados por el calor y la subida, la gente se veía fresca y liviana, acostumbrada a la rudeza del clima y del camino.

Entrevistando a una señora que llevaba quelites para su casa
Hombre transportando una carga de café (40 kg aproximadamente) bajo el duro sol de la Huasteca
Por fin, la cima estaba a la vista, y frente a nosotros, el cerro de Loltla se hacía presente, parecía que casi llegábamos a la mitad del recorrido, pero faltaba la bajada, la cual fue aún más difícil que la subida, aun así, la belleza del paisaje nos animaba a seguir. Después de una hora, estábamos en el lecho del río donde nos detuvimos a descansar.

El cerro del Loltla ante nuestros ojos...
El regreso iba a ser paralelo al río, el lugar era más fresco y se podía ver la vegetación de los terrenos, había pimienta (Piper nigrum), mangos (Mangifera indica), aguacates (Persea americana), papatla (Canna indica), sembradíos de maíz y más cafetales. De pronto, el río que en un principio no tenía agua, se había unido a otros más hasta llegar al río principal que venía del cerro de Loltla, así que fue un buen momento para descansar y apreciar la belleza natural de las rocas, y del agua limpia y cristalina donde los peces nadaban tranquilamente.

Junto al río de Loltla
En la orilla del río, crecían poblaciones de colas de caballo (Equisetum sp.), y también se podían observar olmos (Ulmus sp.) y la dureza de sus troncos, porque a pesar de las crecidas del río, han resistido los golpes de las rocas.

Cola de caballo
Olmo
Todos exhaustos y hambrientos, llegamos a la orilla de la carretera, donde después de esperar minutos, abordamos una camionetita que sirve de transporte entre las comunidades. Al llegar a la casa de Don Manuel, la comida ya estaba lista: un rico mole huasteco acompañado de arroz blanco y frijoles nos esperaba en la mesa, un platillo típico de las fiestas de la huasteca, sobra decir que era un manjar digno de celebrar.

Mole huasteco, típico de la región
Una vez terminada la comida, visitamos a unos artesanos que elaboran máscaras con diferentes tipos de árboles, pero principalmente de pemuche (Erythrina). Las máscaras eran una maravilla, había desde las que representaban un venado, hasta las que tenían forma de jaguar, todo elaborado con herramientas rústicas que utilizaban para su fabricación.

Máscara de venado
El día se había pasado muy rápido entre el recorrido y las visitas que se hicieron al huerto y a los artesanos, por lo que antes de irnos de Coacuilco, decidimos ver su plaza principal, donde se podía observar la representación de una coralillo en piedra. Esta figura, representa el nombre del lugar ya que Coacuilco significa serpiente rayada; según cuenta Don Manuel, que hace tiempo se había encontrado un monolito con forma de serpiente, pero con el tiempo se perdió y solo se elaboró la réplica que ahora está en la plaza.

Representación de una serpiente de coralillo
El día había llegado a su fin, así que viajamos hacia Huejutla de Reyes, donde nos quedamos en un hotel cerca de la Plaza de Armas, para al día siguiente poder recorrer el famoso tianguis del lugar que se coloca todos los domingos. Al día siguiente, muy temprano, fuimos directamente al mercado, donde probamos el zacahuil, que es un tamal gigante como para 150 personas, envuelto en hojas de papatla, y elaborado con masa de maíz, pollo y cerdo. Junto con este tamal, probamos el Xojol, que es un tamal dulce, elaborado con masa de maíz y pilón.

Abriendo el zacahuil para vender
Dentro del mercado, también probamos las enchiladas, que son muy diferentes a las que se conocen en el Valle de México, ya que son tortillas remojadas en diferentes tipos de salsa: verde, tomate y chile seco, las cuales tiene un precio sumamente accesible, de tan solo un peso la enchilada.

Comiendo enchiladas huastecas en el pasillo de las enchiladeras del mercado
Después de un buen desayuno, recorrimos el mercado, donde había bastantes productos de la región, calabazas, chiles verdes, chiltepines, flores de pemuche, bules, jícaras, tamarindo, tomate arrugado y tomatillo, nopalitos frescos, frijol, café, camote y yuca cocida, tamalitos de charales, carne fresca y seca, animales, ceras y muchas cosas de atractivos olores, sabores y hasta colores.

Venta de productos frescos
La algarabía de la gente llenaba de ruidos el ambiente, hablaban en español y también en náhuatl, preguntaban precios, hacían sus cuentas y venían si les gustaba para comprarlo, los vendedores ofrecían, te daban una prueba de yuca, te mostraban la mejor gallina o guajolote, y la gente mercaba sus productos para llevarlos a su casa.

Vendedor de ceras naturales y parafina
Preguntando el precio de las esponjas
Había tantas cosas por ver, pero el tiempo era corto, así que tuvimos que irnos decir adiós a Huejutla y dejar atrás la Huasteca para regresar a Texcoco después de siete horas, llevando en nosotros una gran cantidad de experiencias, recuerdos y sobre todo ganas de volver, porque como bien dice Don Manuel, que si pruebas el agua del manantial, es probable que ya no te quieras ir.

Compañeros del Colegio felices de conocer la Huasteca